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Jair Bolsonaro

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La ultraderecha brasileña recibió un duro golpe para las elecciones municipales del próximo año luego de que la justicia electoral condenara a la inhabilitación para presentarse como candidato hasta 2030 por segunda vez al expresidente Jair Bolsonaro, sanción que fue extendida para el general retirado Walter Braga Netto, su excompañero de fórmula en 2022, quien era la gran carta del bolsonarismo para gobernar la ciudad de Río de Janeiro.

La decisión fue tomada el martes por 5 votos contra 2 por parte del Tribunal Superior Electoral, que condenó a Bolsonaro por segunda vez a la inhabilitación electoral hasta 2030 por el uso con fines proselitistas de los actos festivos del Día de la Independencia de 2022, el bicentenario del cese de la colonia portuguesa.

Jair Bolsonaro había sido sancionado con inhabilitación por el mismo tribunal hasta 2030 por haber utilizado la estructura del Estado para denunciar falsamente fraude en el sistema electoral de urnas electrónicas ante 139 embajadores.

Esta vez, los jueces entendieron que también utilizó el desfile de las Fuerzas Armadas en Brasilia y Río el 7 de setiembre de 2022 como parte de sus actos de campaña para los comicios de octubre, en los cuales fue derrotado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en segunda vuelta. También deberá pagar una multa equivalente a unos 90.000 dólares.

La gran novedad de este juzgamiento es que por primera vez el fallo de la justicia electoral golpea al llamado “Partido Militar” con la condena a la inhabilitación hasta 2030 de Braga Netto, candidato a vicepresidete de Bolsonaro en 2022 y quien actuó como su jefe de gabinete de Ministros y también como ministro de Defensa, reivindicando el golpe militar de 1964 que instaló una dictadura hasta 1985.

Braga Netto era una de las figuras del Partido Liberal de Bolsonaro para los comicios del próximo año ya que su intención era presentarse como candidato a intendente de Río de Janeiro y enfrentar al centrista Eduardo Paes, que en 2022 apoyó a Lula ante el bolsonarismo.

 

Miles de personas volvieron a salir este sábado a las calles de las principales ciudades de Brasil para pedir la destitución del presidente Jair Bolsonaro, mientras el gobierno atraviesa su peor momento y cuando falta exactamente un año para las elecciones presidenciales.

Las protestas en Río de Janeiro, Salvador, San Pablo y Brasilia, y en más de cien ciudades en total, fueron convocadas por la «Campaña Nacional Fuera Bolsonaro», respaldada por una decena de partidos de izquierda, centrales sindicales y el grupo Direitos Já! que reúne a líderes de 19 bancadas.

Las manifestaciones, que reunieron multitudes, principalmente en las grandes ciudades como San Pablo y Río de Janeiro, fueron convocadas por al menos 21 partidos políticos, diez centrales sindicales y decenas de movimientos sociales como los Sin Tierra y los Sin Techo aglutinados en los frentes Brasil Popular y Povo Sem Medo (Pueblo Sin Miedo).

Aunque las manifestaciones lograron una mayor adhesión de partidos que en movilizaciones pasadas, las bancadas de derecha que rompieron con el gobierno se negaron a participar.

En el céntrico barrio Candelaria en Río de Janeiro, cientos de personas marcharon portando pancartas que decían «Fuera Bolsonaro» y banderas del Partido de los Trabajadores (PT), del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido Socialista Brasileño (PSB), del Partido Democrático Laborista (PDT), el Partido Comunista (PC do B), entre otros.

La marcha contra Bolsonaro este sábado, en el centro de Río de Janeiro. Foto: REUTERS

«Vamos a lograr sacarlo, la apuesta del pueblo presente en las calles es que haremos que los parlamentarios sean presionados y acaben pidiendo el impeachment» de Bolsonaro, dijo a la AFP Elizabeth Simoes, una profesora jubilada de 69 años.

Pedidos de impeachment

En la Cámara de Diputados se acumulan ya más de un centenar de pedidos de juicio político contra el mandatario de ultraderecha, pero su presidente, Arthur Lira, aliado del gobierno, dio señales de que no serán tramitados.

En las concentraciones se veía un espectro más amplio de banderas, no solo de las rojas del PT que suelen predominar, con estandartes de la Central Única de Trabajadores (CUT), el movimiento LGBT y la de Brasil, usada como símbolo en las marchas pro-Bolsonaro.

«Frente amplio, impeachment ya» se leía en algunos carteles.

Asediado por investigaciones judiciales, inflación, desempleo y una caótica gestión de la pandemia que deja casi 600.000 muertos, la popularidad de Bolsonaro se desplomó en los últimos meses a 22%, su nivel más bajo desde que llegó al poder en enero de 2019.

«Todo está muy caro, la culpa es de Bolsonaro», se leía en pancartas en el Salvador o junto a un globo gigante con forma de garrafa de gas, en Río.

Qué dicen las encuestas

Cuando falta justo un año para las elecciones presidenciales, el mandatario ultraderechista obtendría el 26% de los sufragios en la primera vuelta, frente al 44% para Lula, según una encuesta del Instituto Datafolha del 17 de septiembre.

Esta semana, el mandatario se enfocó en celebrar con actos e inauguraciones sus 1.000 días de gobierno, dejando de lado los ataques a las instituciones que mantuvo durante semanas, especialmente contra el poder judicial.

Las movilizaciones de este sábado ocurren después de que el 7 de septiembre Bolsonaro liderara masivas manifestaciones en Brasilia y San Pablo, donde se concentraron unos 125.000 simpatizantes.

El segundo de Jair Bolsonaro instó a “cumplir las reglas de responsabilidad fiscal” para evitar la “quiebra” y estar “igual” que nuestro país.

El vicepresidente de Brasil, el general Hamilton Mourao, volvió a tensar la relación con el gobierno de Alberto Fernández cuando, al defender un ajuste fiscal, calificó a la Argentina de “eterno mendigo”.

“No podemos escapar de las reglas de responsabilidad fiscal. Si lo hacemos, el país quiebra y, si el país quiebra, vamos a estar igual que nuestro vecino del sur, igual que la Argentina, eterno mendigo”, expresó Mourao en un evento virtual con inversores y empresarios. En el encuentro, Mourao advirtió que la deuda pública brasileña se triplicó en los últimos 12 años, alcanzando cerca del 90% del PBI. Además agregó que este es el séptimo año consecutivo de déficit fiscal.

Las declaraciones del vicepresidente llegaron un mes después de que el ministro de Economía, Paulo Guedes, dijera que si Brasil toma malas decisiones en política económica demoraría “seis meses para convertirse en la Argentina y un año y medio para convertirse en Venezuela”.

Las fricciones entre el gobierno de Bolsonaro y el de Fernández empezaron desde el momento en que Bolsonaro, líder de la extrema derecha brasileña, apoyó con firmeza la reelección de Mauricio Macri durante la campaña electoral de 2019 en la Argentina. “Nos preparamos para lo peor”, manifestó luego Bolsonaro antes de que asumiera Fernández.

El presidente argentino lo cruzó con igual dureza. “Celebro que hable mal de mí: es racista, misógino y violento”, dijo entonces. El presidente argentino no dudó en mostrarse cercano al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, rival político de Bolsonaro, al que visitó en la cárcel y luego felicitó cuando la Justicia anuló las condenas en su contra.

Las diferencias se acentuaron después, con la decisión de Bolsonaro de no acudir a la investidura de Fernández, a la que sí asistió el vicepresidente Mourao.

Pero la realidad económica forzó a apaciguar las posiciones. Nuestro país sigue siendo el tercer socio comercial de Brasil a nivel mundial y el primero en la región. El año pasado representantes de ambos países iniciaron un deshielo. El almirante Flavio Viana Rocha, secretario de Asuntos Estratégicos y mano derecha del presidente brasileño, visitó la Casa Rosada y a la residencia de Olivos en enero y a principios de marzo, Bolsonaro respaldó las negociaciones de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional.

Bolsonaro también tenía previsto visitar al país por la cumbre de presidentes del Mercosur, que finalmente fue virtual debido a la llegada de la segunda ola de coronavirus en la región.

La pandemia fue otro punto que remarcó las diferencias entre ambos gobiernos que tuvieron respuestas diametralmente opuestas. Bolsonaro minimizó desde el inicio la gravedad del Covid-19, al que calificó de “gripecita” e incluso apeló en la Justicia las medidas de distanciamiento social adoptadas por gobernadores y alcaldes, mientras que Fernández optó en el principio de la crisis por una cuarenta rígida.

Brasil, con una población de unos 212 millones de habitantes, contabiliza hasta la fecha 345.025 muertos por Covid-19 y más de 13,2 millones de contagiados, según datos del Ministerio de Salud.

Por su parte, la Argentina, que tiene unos 45 millones de habitantes, acumula 57.122 muertes relacionadas con la enfermedad y 2.473.751 infectados.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció que no intervendrá si ocurre un estallido de desobediencia civil contra las cuarentenas impuestas por los gobernadores ante el colapso sanitario y admitió que es “poco” el auxilio de 55 dólares por mes que entregará a casi 40 millones de personas, mientras casi el 80 por ciento de la población considera que la pandemia está “fuera de control”.

«Mi Ejército no va a salir a la calle para cumplir decretos (de cuarentena) de los gobernadores. Si el pueblo decide entrar en desobedienciai civil, no les entregaré el Ejército ni por orden del Papa», avisó Bolsonaro a seguidores en la puerta del Palacio de la Alvorada.

El líder ultraderechista hizo la declaración para explicar un pedido realizado ante el Supremo Tribunal Federal, la corte máxima del país, para que sea declarado ilegal el toque de queda nocturno decretado por los gobernadores de Brasilia, Bahía y Río Grande do Sul como parte de las cuarentenas, a las cuales se opone.

Bolsonaro comparó a las cuarentenas con «dictaduras», pronosticó «situaciones de caos» provocada por «el hambre y la falta de empleo que ya está sintiendo el pueblo por esta idea de cerrar todo» y hasta comenzó a amenazar con «acciones duras» a los gobernadores que insistan en las restricciones.

«Me culpan a mí como si fuera insensible frente a las muertes pero el hambre también mata; la depresión que causa suicidios en Brasil. ¿Dónde iremos a parar? ¿Será que la población está preparada para una acción del gobierno federal frente a eso? Pueden ser medidas duras. Para darle libertad al pueblo y para darle derecho al pueblo de ir a trabajar. Y eso no es dictadura. El terreno para una dictadura es justamente el hambre y la miseria», afirmó.

En este sentido, agregó, sin detallar: «Me gustaría que no llegara ese momento, pero terminará llegando».

«Yo tenía razón desde el principio. Ahora el intendente de Rìo de Janeiro (Eduardo Paes) prohíbe ir a la playa, cuando la vitamina D del sol es buena para prevenir casos graves de Covid», dijo.

El mandatario elogió el plan de producción local de 20 millones de vacunas de AstraZeneca por mes que ejecutará a partir de abril el laboratorio público Fiocruz. «Estamos a favor de la vida, la vacuna, el trabajo y el ingreso de la gente», sostuvo y defendió las partidas presupuestarias destinadas a comprar camas UTI en los estados y municipios.

«¿Dónde está ese dinero?», se preguntó, casi como atribuyendo el colapso por el aumento de pacientes que necesitan cama de UTI para enfrentar la variante P1 del coronavirus a supuestas malversaciones.

El presidente pidió a la corte que sea el Poder Legislativo el que decida sobre medidas como toque de queda o confinamiento.

El laboratorio oficial Fiocruz admitió el martes que el país se encuentra en colapso hospitalario, el peor de su historia, y recomendó distanciamiento social.

Bolsonaro también habló de la enmienda constitucional aprobada por el Congreso para reanudar el subsidio a la población más pobre, al reconocer que “es poco pero lo único posible para el gobierno central» el pago del auxilio de emergencia por unos 55 dólares mensuales por 4 meses para compensar la crisis económica.

El año pasado, el Congreso había aprobado un piso de auxilio por seis meses de 125 dólares mensuales a 65 millones de personas y el gobierno recreó el subsidio este año, aunque con un alcance menor tanto de personas, unas 40 millones, como de dinero.

Fuente: Telam

La ciudad de Buenos Aires será sede, el 26 de este mes, del acto por los 30 años de la creación del Mercado Común del Sur (Mercosur) tras la firma en 1991 del denominado Tratado de Asunción en la capital de Paraguay.

Estarán presentes los presidentes de los países que integran el bloque regional como miembros plenos: el anfitrión Alberto Fernández (Argentina), Luis Lacalle Pou (Uruguay), Jair Bolsonaro (Brasil) y Mario Abdo Benítez (Paraguay).

También se cursaron invitaciones a Sebastián Piñera, presidente de Chile, país asociado; y al mandatario boliviano Luis Arce, cuya nación está en proceso de adhesión como miembro pleno, informaron voceros de Presidencia.

No está definido aún el lugar del encuentro y hay dos sitios propuestos: el Palacio San Martín de la Cancillería, Arenales al 700, o el Centro Cultural Kirchner, en Sarmiento al 100.

La actividad se iniciará a la mañana con mesas de trabajo y, tras el almuerzo, los mandatarios emitirán un comunicado conjunto por los 30 años de la creación del Mercosur.

Las distintas reuniones se llevarán a cabo con una presencialidad acotada por parte de las delegaciones participantes con motivo de la pandemia, indicaron a Télam fuentes de Cancillería.

Aparte de la reunión de los mandatarios se hará un encuentro de los cancilleres de los países participantes.

Y también se prevé la realización de actividades complementarias de diferentes foros técnicos de la estructura institucional del Mercosur, como empresariales, de desarrollo social, ciudadanos y académicos; y las que se prevén realizar en el Exterior en coordinación con la representaciones diplomáticas de los cuatro estados partes.

Asimismo, se presentará el estatuto de ciudadanía del Mercosur, que incluye todas las normas y derechos de los habitantes del bloque en términos de educación, salud, derechos adquiridos, homologación y validación de títulos, licencia de conducir, pasaporte y libre circulación de las personas.

Se trata de un instrumento distintivo de los cuatro países, a partir del cual los ciudadanos tienen beneficios y privilegios por su pertenencia a la identidad integradora de ese bloque, añadieron las fuentes.

También se diseñó un nuevo logo del Mercosur por su 30º aniversario, que tendrá validez temporal.

El Mercosur tiene también como países asociados a Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam, mientras que Venezuela está suspendido como miembro pleno.

En forma paralela a este encuentro, Fernández y Bolsonaro mantendrán una reunión bilateral, también en lugar a definir, adelantó el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli.

En el marco de una estrategia de acercamiento iniciada en Brasilia por el propio Scioli, ambos mandatarios dialogaron por videoconferencia el 30 de noviembre pasado, al cumplirse 35 años de la Declaración de Foz de Iguazú entre los exmandatarios Raúl Alfonsín, de Argentina, y José Sarney, de Brasil, en lo que fue el primer paso para la creación del Mercosur; y se instituyera además el Día de la Amistad Argentino-Brasileña.

La conmemoración del 30º aniversario del Mercosur tendrá «un claro valor simbólico y político al mostrar una vocación de integración regional, y convertir al bloque en una plataforma común para la proyección internacional competitiva de nuestros países», indicaron desde la Cancillería argentina.

El Mercosur se creó formalmente el 26 de marzo de 1991, con la firma del Tratado de Asunción por parte de los presidentes de sus cuatro países fundadores: Carlos Saúl Menem por Argentina, Fernando Collor de Melo por Brasil, Andrés Rodríguez por Paraguay y Luis Alberto Lacalle Herrera por Uruguay.

Allí establecieron un área de libre comercio y la adopción de normas comunes, y desde la firma de Tratado de Asunción la consolidación del Mercosur favoreció la cooperación y complementación entre gobiernos y actores económicos y sociales de sus países miembros.

Argentina tiene desde el 16 de diciembre pasado la Presidencia Pro Témpore del Mercosur, que se extenderá durante el primer semestre de este año.

En ese período la Argentina coordinará las diferentes reuniones de los órganos decisorios del Mercosur, como la Comisión de Comercio (CCM), el Grupo Mercado Común (GMC) y el Consejo del Mercado Común, y sus foros técnicos dependientes.

Este período semestral finalizará con la realización de la Cumbre de Presidentes de los Estados Partes del Mercosur.

El Gobierno de Jair Bolsonaro -que vendrá el 26 de marzo al país para celebrar los 30 años del Mercosur- presiona para rebajar el arancel común y para ampliar el comercio fuera del bloque. Para no quebrar la relación, la Argentina aceptó negociar los aranceles para productos que no se hacen en el país.

Aunque aseguraron que no creen que una flexibilización sea la “modernización del bloque”, fuentes oficiales confirmaron a LA NACION que aceptarán el reclamo brasileño de una baja del arancel externo común (AEC), pero sólo para los productos no elaborados nacionalmente. “Eso podría incluso beneficiar a las pymes locales para acceder a productos a mejores precios”, contaron.

En el oficialismo dijeron que la lista de productos no elaborados presentada por el Gobierno -de la que no hubo precisiones sobre la cantidad- es de máxima y que demuestra la voluntad de fortalecer la unión regional. En Brasil dicen que ese esbozo de propuesta ya fue circulado entre los países miembros. Prevé una reducción del arancel de un 22% a 23% (del 13% promedio actual a 9,2%). Más allá de eso, el foco de la negociación en Buenos Aires será la flexibilización de la imposibilidad actual de negociar acuerdos comerciales por fuera del Mercosur, cuestión en la que también habría avances.

Tanto en Brasil como en Uruguay ven pragmatismo, pero sienten que volverán las dos velocidades al Mercosur. Tanto que las tratativas del bloque por acuerdos comerciales con Canadá, Corea del Sur, Indonesia, Vietnam y Gran Bretaña (post Brexit) son empujadas solo por Brasil y de Uruguay.

Sin embargo, la ideologización inicial de la relación con Brasil dio paso en las últimas semanas a un trabajo más pragmático. En ese camino, la Argentina, que tiene por el semestre la presidencia pro témpore del bloque, habilitó cuatro reuniones técnicas para trabajar con sus pares sobre el arancel común.

Nuevo pragmatismo

Del otro lado de la frontera, también se siente el aire de cambio. Daniel Scioli, por caso, fue uno de los que festejó como un triunfo propio las declaraciones de Bolsonaro en las que apoyó la negociación argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que llegaron tras una reunión del embajador con el mandatario. Bolsonaro dijo que está “haciendo fuerza” para que sean exitosas. “Todos sabemos que el Covid-19 causó dificultades económicas en todo el mundo. Hacemos fuerza para que la Argentina tenga éxito en las negociaciones con el FMI, porque la situación financiera de la Argentina es bastante complicada”, dijo.

La posición argentina se funda además en un problema a futuro con miras al Viejo Continente. En el oficialismo creen si se tensionan más las relaciones con Brasil, Bolsonaro avanzaría individualmente -el acuerdo lo permite- en la apertura de su mercado con la Unión Europea. Francia, por ahora, frena el acuerdo usando la falta de protección del Amazonas como justificación. En el Gobierno creen que los europeos ganan tiempo para aprobar un paquete de “normar verdes” que dificultarán el acceso de los productos locales a esas regiones. “Hoy no se ve un limón Argentino en Europa”, se quejaron. Sin embargo, los técnicos que responden a Alberto Fernández aseguraron que impulsarán “la agenda de reformas estructurales” y que ingresarán al acuerdo UE-Mercosur firmado por Mauricio Macri, pese a que no les gusta perder la exclusividad del mercado brasileño, el más importante para las exportaciones locales.

Como con el FMI, en el Gobierno no se guardan las críticas a Macri sobre el acuerdo comercial con Europa. Para eso citaron al canciller uruguayo Francisco Bustillo que manifestó en una comisión con legisladores de su país que el acuerdo con la Unión Europea no está cerrado al 100% y señaló que el anuncio del cierre se hizo debido a la urgencia que tenía el gobierno argentino de Macri para mostrar este logro antes de las elecciones presidenciales 2019, que finalmente terminó perdiendo.

Bolsonaro buscará apurar la agenda de apertura comercial. Es uno de los principios de Paulo Guedes, el ministro de Economía (últimamente dejado de lado), pero también una necesidad oficialista de diferenciación con los gobiernos proteccionistas de la región camino a las elecciones brasileñas en 2022.

La mirada brasileña

En una entrevista que hizo O’Globo a Ferraz por su nuevo libro, el funcionario advirtió que apuntan a cambios en el Mercosur -caracterizado como “una camisa de fuerza”- para romper el aislamiento. “La unión aduanera imperfecta en que se convirtió el Mercosur es el mayor obstáculo para romper el aislamiento brasileño”, afirmó el secretario de Comercio. Además del arancel común, que Brasil busca llevar a la mitad (hoy es, en promedio, del 13% para la mayoría de los productos), Ferraz dijo que quiere flexibilizar la normativa que impide negociaciones particulares con otros países fuera del bloque (el año pasado se cerró con EE.UU. un acuerdo de facilidades que fue interpretado como la previa a un tratado de libre comercio) al igual que las obligaciones de integración regional para los productos comercializados. El porcentaje de países del mundo con el que comercio Brasil llega al 12%. La idea del gobierno de Bolsonaro es que al terminar su mandato esa tasa termine duplicándose.

El mes pasado, en su primera salida oficial a otro país, el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, visitó a Bolsonaro. “Pertenecemos al Mercosur, vamos a cumplir 30 años de esta asociación y como toda asociación hay que reverla y mirarla, y el próximo paso en este mundo moderno es el de la flexibilización, para que cada país, aún perteneciendo, pueda avanzar”, dijo, luego de un almuerzo con su par brasileño en el Palacio de la Alvorada, en Brasilia, del que participaron Bustillo, y el canciller brasileño, Ernesto Araújo.

La buena sintonía es hija de los intereses comerciales de economías en problemas. Días antes de que Bolsonaro anunciara su visita al país, Araújo dijo que había conversaciones avanzadas con todos los países para flexibilizar la decisión 32/2000, la posibilidad de negociar acuerdos comerciales por fuera del Mercosur, algo que abriría el mercado brasileño a otros productos industriales -chinos- más allá de los argentinos. Este es el objetivo que buscará negociar Bolsonaro con Alberto Fernández a fines de mes.

 

El presidente brasileño Jair Bolsonaro planteó nuevas dudas sobre la vacuna contra el coronavirus adquirida por uno de los estados del país a la firma biofarmacéutica china Sinovac.

En su discurso navideño transmitido en vivo en las redes sociales, Bolsonaro dijo que “parece ser muy baja la eficacia de esa vacuna de Sao Paulo”, aunque no dio detalles.

Sin embargo, en respuesta a los cuestionamientos de Bolsonaro y de otras personas, el secretario de Salud del estados de Sao Paulo dijo que la vacuna CoronaVac COVID-19 mostró una eficacia de entre el 50% y el 90% en ensayos brasileños.

Los resultados de los ensayos en Brasil son conocidos exclusivamente por el centro de investigación biomédica del Instituto Butantan del estado de Sao Paulo, que tiene un acuerdo con Sinovac para producir la vacuna, indicó el secretario de salud Jean Gorinchteyn.

Los primeros ensayos mostraron una eficacia superior al 50%, el mínimo requerido por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), y por debajo del 90%, dijo Gorinchteyn en una entrevista con la radio CBN transmitida el jueves por la noche.

A pedido de Sinovac, el Departamento de Salud de Sao Paulo no ha recibido los resultados completos del ensayo de la farmacéutica china, declaró el funcionario. Agregó que la compañía revisará los datos antes de anunciar los resultados finales.

El miércoles, Butantan se había negado a especificar la tasa de eficacia de un ensayo con 13.000 voluntarios, citando sus obligaciones contractuales con Sinovac, lo que generó dudas sobre la transparencia.

La vacuna CoronaVac mostró una eficacia del 91,25% en Turquía, según un anuncio el jueves de datos provisionales de un ensayo en etapa tardía en el país.

Hasta ahora Brasil no tiene acuerdos para importar las vacunas de las compañías estadounidenses Pfizer ni Moderna, que han sido aprobadas por Estados Unidos y otras naciones. El país sudamericano cuenta con un acuerdo que le garantiza 100 millones de dosis de la posible vacuna de AstraZeneca.

Brasil quedó el jueves de Nochebuena al borde de los 190.000 muertos por coronavirus, al registrar en las últimas 24 horas un total de 762 fallecidos, lo que eleva el total de muertos a 189.982, según informó el Ministerio de Salud.

De acuerdo con el boletín de situación divulgado por la cartera sanitaria, el número de casos confirmados en la última jornada llegó a 58.428, con lo que Brasil acumula ahora 7.423.945 contagios desde el pasado mes de febrero, cuando se registró el primero.

Además, 785.223 personas están bajo observación por sospechas de haber contraído el coronavirus SARS-CoV-2, en tanto que el número de pacientes recuperados asciende ahora a 6.448.740, también de acuerdo a las informaciones del Ministerio de Salud.

Brasil es, junto con Estados Unidos e India, el país que más ha sido golpeado por la pandemia en el mundo y, según coinciden los especialistas sanitarios, ya enfrenta una segunda ola a pesar de que aún no ha concluido la primera.

La firme y creciente tendencia al alza de la curva pandémica ha llevado a que muchas regiones del país retomen las duras medidas de restricción de circulación de personas, en algunos casos hasta con confinamientos, que habían sido levantadas en los últimos meses.

Sao Paulo, el estado más afectado en este país de 210 millones de habitantes, ha anunciado confinamientos totales los próximos 25, 26 y 27 de diciembre, que serán repetidos los días 1, 2 y 3 de enero, a fin de intentar contener la segunda ola de la pandemia.

Fuente: Infobae

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, volvió a sorprender sobre su visión del coronavirus al afirmar que la mejor vacuna es el propio virus, y se negó nuevamente a usar tapabocas, según un video que publicó en su cuenta de Twitter.

«Yo tuve la mejor vacuna, fue el virus, sin efecto colateral», afirmó el mandatario ante un grupo de simpatizantes que se reunieron para recibirlo en la ciudad de Sao Francisco du Sul, localidad del estado sureño de Santa Catarina.

Cientos de manifestantes esperaron la llegada de Bolsonaro, la mayoría de ellos sin barbijos, al igual que el mandatario, que se mantuvo separado solo por una valla mientras dialogaba con sus seguidores, se tomaba fotografías y firmaba autógrafos sosteniendo niños en brazos.

«Gracias, no uso», dijo el gobernante cuando uno de sus simpatizantes le acercó un tapabocas, consignó la agencia de noticias Sputnik.

El lunes, Bolsonaro reunió en la colonia de vacaciones de las Fuerzas Armadas, donde se hospeda junto a su hijo Carlos y al secretario nacional de Agricultura y Pexca, Jorge Seif Junior, a políticos y empresarios en una cena donde se fotografiaron en grupo sin mascarillas.

Brasil, tercer país más afectado por la pandemia después de Estados Unidos y la India, registra 7.318.821 casos de coronavirus y 188.259 fallecidos, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Salud.

Fuente: Telam

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, criticó una vacuna contra el coronavirus chino que se estaba probando en el país solo un día después de que su ministro de salud dijera que se distribuiría en todo el país.

Eduardo Pazuello, el tercer ministro de salud de Brasil durante la pandemia, había anunciado un acuerdo para comprar el medicamento el martes. El acuerdo provocó una serie de comentarios negativos de los partidarios de Bolsonaro que se oponen a la compra de la vacuna Coronavac que está desarrollando la china Sinovac Biotech Ltd.

El miércoles por la mañana, el presidente recurrió a las redes sociales para desautorizar públicamente el trato.

“El pueblo brasileño No será el cerdo de Guinea de NADIE”, escribió el presidente Jair Bolsorano en sus páginas de Facebook y Twitter, y agregó que no se pueden gastar miles de millones en medicamentos que aún se están probando. “Mi decisión es no adquirir la vacuna antes mencionada”.

Al llamarla «vacuna china de Joao Doria», en referencia al gobernador de Sao Paulo que está promoviendo la inyección a través del Instituto Butantan, Bolsonaro dijo que su gobierno no comprará ninguna vacuna antes de que el Ministerio de Salud y el regulador Anvisa la aprueben.

Tras una reunión con Doria, un aliado de Jair Bolsonaro convertido en rival político, Pazuello dijo que el gobierno había firmado un acuerdo preliminar para adquirir 46 millones de dosis de la vacuna Butantan-Sinovac. La compra solo se haría después de que el regulador Anvisa hubiera aprobado el medicamento, según un comunicado.

Doria respondió a Bolsonaro pidiéndole una mayor comprensión sobre la medicación y pidiéndole que no se lo desahogara con el ministro. Otros gobernadores también han intervenido en la debacle más reciente, con líderes de los estados de Ceará y Espírito Santo entre los que usaron Twitter para decir que las decisiones sobre vacunas no deben involucrar cuestiones ideológicas o electorales .

“Nuestra guerra no es electoral. Está en contra de la pandemia ”, dijo más tarde Doria, conocedora de los medios de comunicación, considerada una candidata presidencial para las elecciones de 2022 . “No podemos volvernos el uno contra el otro. Trabajemos juntos para vencer al virus «.

 

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo este jueves que la hidroxicloroquina es un regalo de Dios para combatir la pandemia de coronavirus e insistió en que se debe volver a la normalidad, pese a que la enfermedad aún no fue superada.

«Tenemos que cuidar de los más ancianos, pero fuera de eso, tenemos que trabajar» porque «Dios nos dio la hidroxicloroquina» para curar la Covid-19, señaló el mandatario, que permanentemente promueve ese medicamento antipalúdico como remedio eficaz para el coronavirus, a pesar de las dudas que genera en buena parte de la comunidad científica mundial.

«Tenemos que buscar una solución para nuestros problemas. Dios, patria y familia», declaró el gobernante ultraderechista.

El mandatario participó hoy en la inauguración de una obra dirigida a aumentar la oferta de agua potable en quince municipios del interior del estado de Pernambuco, una región del noreste del país castigada históricamente por graves sequías.

En esa región, Bolsonaro insistió en la necesidad de que el país retome por completo la actividad productiva y comercial, según informó la agencia de noticias EFE.

«Algunos políticos cerraron todo durante la pandemia y yo siempre dije que no tenían que cerrar nada», dijo en alusión a las duras medidas restrictivas adoptadas por gobernadores y alcaldes en los momentos más graves de la crisis sanitaria, ahora relajadas pero aún en vigor en algunos sectores del comercio.

Muchos especialistas en salud aseguran que es esa relajación de las medidas de aislamiento social la que mantiene aún alta la incidencia de la pandemia en el país, que se acerca a los 144.000 muertos y los 4,9 millones de casos registrados en los últimos seis meses.

La curva epidemiológica registró en las últimas semanas fuertes oscilaciones, pero ayer volvió a dar señales preocupantes al volver a superar el millar de muertes diarias, lo que no sucedía desde el pasado 15 de septiembre.

La Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), reconocido centro brasileño de investigación médica, advirtió que el país puede estar frente a una nueva ola de la pandemia «con tendencia a largo plazo» y recomendó «reforzar las medidas de protección», un mensaje al que se opone el discurso del mandatario.