El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, negó rotundamente haber tomado la decisión de atacar instalaciones militares en Venezuela, luego de que medios estadounidenses afirmaran que Washington se preparaba para una ofensiva inminente
Las tensiones en la región aumentaron tras el despliegue de buques y aviones de combate estadounidenses en el Caribe, en el marco de una supuesta operación antidrogas.
Trump rechaza versiones sobre un ataque a Venezuela
Durante un vuelo a bordo del Air Force One, Donald Trump fue consultado por periodistas sobre los presuntos planes de ataque revelados por The Wall Street Journal y The Miami Herald. Su respuesta fue tajante: “No”.
Según DW, las publicaciones estadounidenses habían asegurado que Washington estaba listo para atacar bases venezolanas “en cualquier momento”. Sin embargo, la Casa Blanca insiste en que la movilización militar tiene como objetivo frenar el tráfico de drogas en la región y no implica una acción bélica directa.
Una fuerza militar en el Caribe
Estados Unidos desplegó ocho buques de guerra en el Caribe, junto con aviones furtivos F-35 estacionados en Puerto Rico y un grupo de ataque con portaaviones rumbo a la zona. La Casa Blanca sostiene que el operativo forma parte de una estrategia para desmantelar rutas marítimas de narcotráfico, aunque analistas internacionales alertan sobre el riesgo de una escalada militar.
Desde septiembre, Washington ha ejecutado ataques contra presuntas embarcaciones vinculadas al tráfico de drogas en el Caribe y el Pacífico oriental, con un saldo de 62 muertos y la destrucción de 14 barcos y un semisumergible.
Aumento de tensiones con Caracas
El gobierno de Nicolás Maduro calificó las maniobras estadounidenses como una “provocación militar” y denunció que Washington busca “fabricar una guerra” para justificar una intervención en Venezuela.
Las tensiones se incrementaron aún más tras los vuelos de bombarderos estratégicos B-52 y B-1B cerca del espacio aéreo venezolano, en lo que Caracas considera un acto de intimidación.
Mientras tanto, expertos en relaciones internacionales advierten que la intensificación del despliegue militar podría reavivar un conflicto regional con consecuencias imprevisibles.
Aunque Donald Trump negó cualquier intención de ataque directo, la presencia de una poderosa flota militar estadounidense en el Caribe mantiene a la región en alerta. La desconfianza mutua entre Washington y Caracas continúa alimentando un escenario de tensión que amenaza con escalar más allá de las declaraciones diplomáticas.




