En Trelew, la panadería Doña Cata demuestra resiliencia económica abriendo una nueva sucursal en los últimos cuatro meses, a pesar del drástico aumento en los costos operativos. Patricia Paz, propietaria de esta pyme que ya suma tres locales en la ciudad, compartió cómo los incrementos continuos en servicios y materias primas han complicado la operación del negocio.
«Lo que venimos acarreando hace un par de año con los incrementos en los servicios es terrible y se hace muy difícil llegar a fin de mes con los sueldos, alquileres, servicios y la materia prima», explica Paz. En un esfuerzo por mantener su plantilla laboral y evitar despidos, la empresaria optó por expandir su negocio, logrando así reubicar a 12 empleados que enfrentaban la posibilidad de quedarse sin trabajo.
La estrategia de Paz implica una lucha diaria con proveedores para asegurar precios competitivos y no ceder ante los aumentos. «Tiene que ver con jugársela, pelear con los proveedores todos los días, viajar y buscar precios y no dormirse con los incrementos que pueden venir en las materias primas con las que nos manejamos», detalla.
La carga financiera es considerable. «Me llegó la nueva escala y lo mínimo que gana un ayudante son 450 mil pesos, y de ahí pagar la AFIP un 60% del sueldo, al sindicato de panaderos y a Secretaría de Trabajo, la luz, el gas, es difícil», relata Paz sobre los costos fijos.
A pesar de los desafíos, la empresaria mantiene un enfoque optimista y proactivo. Insiste en que la clave está en «no bajar los brazos» y en ofrecer no solo productos de calidad sino también a precios accesibles, para continuar atrayendo clientes a pesar de la difícil situación económica que afecta el poder adquisitivo de los consumidores.