Diez años y diez meses después de que la agente de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, María del Luján Telpuk ordenara abrir una valija de un vuelo de Presidencia Argentina y se encontrara con US$790.550, maleta de la que se hizo cargo el empresario venezolano Guido Antonini Wilson.
Según el diario La Nación, la determinación fue del juez en lo Penal Económico Pablo Yadarola y el fiscal Pablo Turano. El magistrado rechazó -el año pasado- el pedido de la fiscalía para procesar al exfuncionario kirchnerista Claudio Uberti y negó su apelación y el fiscal optó por no recurrir «en queja» a la Cámara.
Así, se cerró la pesquisa por «prescripción», justo al cumplirse diez años de la indagatoria a Claudio Uberti, hombre de confianza del entonces ministro nacional Julio De Vido.
Uberti era titular del Órgano Contralor de Concesiones Viales (Occovi).
El empresario Guido Alejandro Antonini Wilson vive hoy en Key Biscayne, Estados Unidos, y reafirma que la valija no era suya, como se la atribuyeron en el Aeroparque, sino del ex funcionario Uberti. «No es justo lo que ocurrió y todo lo que viví estos años», dijo al diario La Nación.
El expediente de la aparición de la valija pasó por tres jueces de primera instancia -más varios subrogantes- por la Cámara en lo Penal Económico y la Casación Federal Penal, y llegó hasta la Corte Suprema, que ordenó avanzar en la investigación por contrabando, algo que nunca sucedió.
La fiscal María Luz Rivas Diez probó el rol clave de Uberti, y que el ex funcionario ingresó a la quinta de Olivos para reunirse, esa madrugada, con el presidente Néstor Kirchner .
La valija fue encontrada por la policía María del Luján Telpuk detectó la valija, la madrugada del 4 de agosto de 2007. La mujer luego saltó a la fama al participar como vedette de varios espectáculos.
La fiscal Rivas Diez reconstruyó además, cómo se involucraron aquella madrugada múltiples referentes del Gobierno, como el entonces titular de la Dirección General de Aduanas, Ricardo Echegaray, y el integrante de la SIDE, Antonio «Jaime» Stiuso, entre otros.
Pero eso no alcanzó para la Justicia argentina, que no llegó a dictar un solo procesamiento, mientras que la Justicia de Estados Unidos detuvo y enjuició a tres venezolanos y un uruguayo por actuar como agentes encubiertos de Hugo Chávez en Florida para comprar el silencio de Antonini. Tres de ellos se declararon culpables y la Corte Federal de Miami condenó al cuarto.
En Venezuela, en tanto, también se anunció la apertura de una supuesta investigación penal, sobre la que nada se supo.
En la Argentina, en tanto, el juez Yadarola concluyó que la fiscalía no acumuló evidencias suficientes para avanzar contra Uberti, y planteó que las pruebas pendientes acaso estuvieran en Venezuela, país que jamás respondió los exhortos, como sí lo hicieron Uruguay y EE.UU.
Yadarola estimó que ni siquiera quedó claro si Uberti delinquió: «Si bien provisoriamente nos encontramos ante un hecho presuntamente ilícito, los pormenores en que aquel se habría llevado adelante y la dilucidación de sus intervinientes, a pesar del tiempo transcurrido desde la fecha de su presunta comisión, se encuentran en plena etapa de investigación, a la espera de la recolección de mayores probanzas para su total esclarecimiento».
La fiscal que impulsó la investigación hasta su jubilación, María Luz Rivas Diez, discrepa del juez. «Luchamos contra todo el poder político que protegió a Uberti porque temían que abriera la boca. Fue luchar contra molinos de viento», dijo a La Nación.
Este caso reveló la llamada «diplomacia paralela» entre el chavismo y el kirchnerismo, que en ese momento avanzaba hacia la elección presidencial de Cristina Fernández,. El uso de ese dinero, se estimaba, era para ser usado en ese turno electoral.
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