Las protestas de los autoconvocados “chalecos amarillos”, como se llama a los que salieron a las calles en Francia contra el alza de impuestos a los combustibles, continuaron ayer con cortes de ruta y tomas de peajes luego de las protestas que el sábado dejaron un muerto, 409 heridos y 282 detenidos.
“Esta noche ha sido agitada. Hubo agresiones, peleas, cuchilladas”, dijo el ministro del Interior, Christophe Castaner, al informar sobre el último saldo de heridos y detenidos que dejó la jornada de protestas del sábado.
La persona fallecida fue una jubilada de 63 años, Chantal Mazet, que había decidido sumarse a una protesta por primera vez, según contó una de sus hijas.
Mazet fue atropellada por una mujer que llevaba a su hija al hospital y -cuando vio la protesta en Pont-de-Beauvoisin, en el sureste de Francia-, entró en crisis. La Fiscalía local la acusó formalmente de “violencia voluntaria con coche habiendo provocado la muerte”.
Entre los heridos hay quienes fueron reprimidos por las fuerzas de seguridad y otros por enfrentamientos con manifestantes.
Los “chalecos amarillos” fueron bautizados así por la prenda fluorescente que los identifica y, desde su inicio parecen carecer de un liderazgo o una estructura claros.
Se trata de un grupo que no pertenecen a un sindicato ni responde a un referente político concreto y en Francia se dice que se organizó a través de redes sociales para protestar contra los aumentos a los combustibles aplicados por el gobierno de Emmanuel Macron.
Muchos de los miembros del grupo viven en zonas urbanas alejadas de las grandes ciudades francesas y aseguran que el auto es su único medio de transporte.
Según cálculos de las autoridades, el sábado se movilizaron más de 287.000 personas y se bloquearon muchas de las rutas del país.
El ministro de la llamada Transición ecológica, Francois de Rugy, anunció en una entrevista con el diario Le Parisien que el gobierno de Macron no dará marcha atrás y mantendrá “la dirección prevista” en materia impositiva. De Rugy reiteró que el objetivo del aumento es subir la recaudación y disuadir del uso de energías contaminantes para combatir el cambio climático.
Las palabras de Rugy no disuadieron a los manifestantes, que ayer volvieron a las rutas con sus chalecos amarillos y el mismo reclamo, especialmente en las regiones de Dordogne, Eure, Gironde, Moselle y Vaucluse
La Gaceta