«La Paz necesita mujeres», aunque puede parecer un eslogan publicitario, no lo es. La paz necesita mujeres y es para quienes bregamos por incluir la perspectiva de género en los mecanismos de resolución pacífica de los conflictos, un imperativo.
Porque hemos sido “programadas” para ser diferentes a los hombres, en general, nos resulta más fácil adaptarnos a las diferencias, a los problemas, a las complejidades y a los cambios. En esa misma línea resultamos mucho más empáticas, asertivas, preocupadas y ocupadas, consideradas y creativas. Contamos con las “habilidades blandas” tan necesarias para intervenir en los procesos de negociación, de construcción de paz y seguridad.
Estos tópicos sobrevolaron de manera casi excluyente durante el II Encuentro de la Red Federal de Mediadoras con Perspectiva de Género, que se llevó a cabo el 21 de Agosto pasado en el Palacio San Martín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La Red Federal, iniciativa compartida entre el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación y la Cancillería Argentina, en el marco de implementación en nuestro país de la Resolución 1325/2000 sobre Mujeres, Paz y Seguridad de Naciones Unidas, promueve la integración de la perspectiva de género en los procesos de paz y seguridad que se llevan a cabo en el contexto de Naciones Unidas. También tiene como objetivo, cumplir los compromisos asumidos en la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing.
La Resolución 1325 reafirma “el importante papel que desempeñan las mujeres en la prevención y solución de los conflictos y en la consolidación de la paz, y subrayando la importancia de que participen en pie de igualdad e intervengan plenamente en todas las iniciativas encaminadas al mantenimiento y el fomento de la paz y la seguridad y la necesidad de aumentar su participación en los procesos de adopción de decisiones en materia de prevención y solución de conflictos.”
Las mujeres y las niñas son en casi todos los casos las más perjudicadas tanto durante los conflictos armados, porque son víctimas de violencia sexual por ejemplo o como en la etapa posterior, en la que regularmente se ven vulnerados sus derechos humanos. Son a las personas que más afectan los compromisos asumidos en los acuerdos de paz.
Es insoslayable entonces, garantizar la participación de las mujeres en las mesas de negociación de la paz en todas las fases de esas negociaciones.
La paz necesita a las mujeres, sin embargo no a cualquier mujer. Deberán ser aquellas sensibles con el género, que han logrado incorporar esa perspectiva a sus vidas personales y profesionales.
Si bien es cierto que en nuestro país no hay conflictos armados en los términos de la Resolución 1325, no es menos cierto que la problemática social actual requiere de un mayor compromiso para resolver en forma pacífica e inclusiva las contiendas cada vez más complejas y violentas en el ámbito social. Es en esa línea en que las mujeres formadas como mediadoras y facilitadoras, con experiencia y formación están disponibles y dispuestas para ser protagonistas en este trascendente emprendimiento.