Más allá de lo estético, las várices o las arañitas pueden indicar el inicio de la enfermedad venosa crónica: la sangre permanece en las venas sin poder retornar al corazón. Prácticamente el 70% de las personas que la padecen son mujeres.
Lejos de ser un mero problema estético, las arañitas y várices pueden ser el primer indicio visible de la enfermedad venosa crónica, una afección que de no ser tratada puede causar graves consecuencias en la salud y afectar severamente la calidad de vida. Como el diagnóstico oportuno y el cumplimiento del tratamiento son claves para evitar progresión de la enfermedad, la Fundación Favaloro llevará adelante una jornada de detección gratuita y abierta a la comunidad entre el 19 y 22 de noviembre.
En esta enfermedad se ven afectadas las venas, las cuales tienen problemas para retornar la sangre de los miembros inferiores al corazón. Normalmente, las venas son las encargadas de retornar la sangre hacia el corazón, en los miembros inferiores este trabajo es realizado en contra de la gravedad y organismo se vale de las válvulas que tienen las venas y del bombeo que ejercen los músculos para hacer dicho trabajo. En los casos de enfermedad venosa crónica, las paredes de las venas se debilitan y las válvulas se dañan. Esto provoca que las venas permanezcan llenas de sangre, especialmente al estar de pie.
«La patología venosa afecta frecuentemente los miembros inferiores, pero puede tener su origen en algunos casos en la pelvis y el abdomen. Esto se conoce como varicocele y puede causar síndrome de congestión pélvica», explicó el doctor Oscar Gural Romero (MN 90859), Jefe del servicio de flebolinfología de la Fundación Favaloro.
«Se estima que el 80% de la población mundial padece de algún signo de la enfermedad venosa: arañitas vasculares, dolores o várices,» señaló Gural Romero. «Por lo general, suele a afectar a las mujeres ya que en la mujer hay variables que no están en el hombre: variaciones hormonales, embarazos e ingesta de anticonceptivos. Todos estos factores hacen que aumente la incidencia que, actualmente, es de casi el 70% en mujeres y 30% en hombres.»
«La expresión de la enfermedad venosa crónica no es igual en todos los pacientes», aseguró el doctor Marcelo Dándolo (MN 80081), cirujano vascular, miembro del servicio de flebolinfología de la Fundación Favaloro. «Puede causar diferentes signos y síntomas. Hay un estadio en donde no hay signos visibles y el paciente puede presentar síntomas como pesadez de piernas o cansancio, predominantemente vespertino. En otros, la enfermedad inicia con las ‘arañitas’, y en algunos casos progresa a las várices, alteraciones cutáneas y úlceras. Algunos pacientes pueden presentar hormigueo, prurito y edema vespertino, es decir, hinchazón a la última hora de la tarde ?fundamentalmente- en los tobillos».
Esta enfermedad tiene diversos tratamientos y su elección depende de múltiples factores, entre ellos, la propia anatomía del paciente y el estadio de la enfermedad. La recomendación es iniciar el tratamiento lo antes posible y no discontinuarlo para así evitar su progresión: estudios estiman que sólo 1 de cada 4 personas consulta a un médico y es tratada.
«El tratamiento de la enfermedad venosa crónica va a depender del grado de afectación, de la zona afectada y del grado de complejidad pero se trata en todos los niveles. En todos los estadios de la enfermedad se indican el tratamiento médico, venotónico y medias elásticas de compresión. Para el abordaje específico de várices de miembros inferiores se utiliza el tratamiento esclerosante convencional, esclerosante con espuma bajo guía ecográfica-Vein Viewer, ablación con láser – radiofecuencia endovascular y la cirugía convencional. En caso de evidenciarse una conexión u origen pélvico (como el varicocele) es posible resolver con técnicas endovasculares como embolización con espuma y coils. Indicamos técnicas de implante de stent a los cuadros compresivos venosos o post-trombóticos con excelentes resultados», concluyó el especialista.