Tres estudios científicos confirman que la variante sudafricana evade fuertemente los anticuerpos neutralizantes, pero que una dosis de refuerzo aumenta la magnitud y amplitud de la respuesta del sistema inmunológico.
La variante Ómicron golpeó a un mundo cansado de la pandemia que todavía gime bajo el peso de la ola Delta.
El sorprendentemente alto número de mutaciones de la Ómicron en la proteína espiga, la clave del virus para la entrada en las células y el principal objetivo de los anticuerpos que bloquean la infección (es decir, neutralizan), preocupaba a los científicos de que la inmunidad de la vacuna se debilitara significativamente.
Tres estudios publicados en Cell confirman que la Ómicron evade fuertemente los anticuerpos séricos neutralizantes, pero que una dosis de refuerzo rescata la capacidad neutralizante al aumentar la magnitud y amplitud de la respuesta de anticuerpos.
Es decir, los estudios coinciden en una perspectiva esperanzadora: una dosis de vacuna de refuerzo amplía el alcance de la función de anticuerpos neutralizantes para cubrir la Ómicron.
En efecto -aseveraron los investigadores- una tercera dosis de ARNm disminuyó en un 50% el riesgo de infección por Ómicron en comparación con dos dosis, y en un 66% el riesgo de infección sintomática.