Chubut

Crimen del payador en Río Mayo: el sospechoso tenía una obsesión con la pareja de la víctima

Lo confirmó la fiscal que investiga el caso de Río Mayo, Rita Barrionuevo, quien reconoció que existen una serie de «pruebas» que comprometen al hombre que fue detenido días atrás. El hecho ocurrió el domingo 23 de octubre, cuando Saúl Anticaneo fue asesinado de tres balazos en la cara mientras dormía en su casa.

La fiscal que investiga el crimen del payador y animador de jineteadas Saúl Domingo Anticaneo, Rita Barrionuevo, reconoció este lunes que el principal sospechoso, para quién pedirá la detención, tenía una «actitud obsesiva hacia la pareja de la víctima», lo que cree motivó el homicidio.

La investigadora confirmó asimismo que existen una serie de «indicios y pruebas» que comprometen al sospechoso y, en ese sentido detalló que cuentan con «el reconocimientos de los perros de rastreo que identificaron al olor corporal» de esta persona en la escena del crimen.

Si bien se excusó de brindar detalles sobre la identidad y localización de este hombre, la fiscal contó que se trata de un joven poblador rural de la zona, al tiempo que adelantó que pedirá su detención.

Al referirse al sospechoso, la fiscal detalló que «se trata de una persona que tenía una actitud obsesiva con la pareja de la víctima».

Justamente el hallazgo del cuerpo de Anticaneo, 28 años, se produjo cuando la pareja de él, Luciana Valderrama, llamó al dueño de la casa que alquilaban porque la víctima no atendía y fue allí cuando el locador concurrió al inmueble y encontró al cuerpo.

Valderrama es una joven docente y al momento del crimen estaba en Ricardo Rojas, una aldea escolar ubicada a 60 kilómetros de Río Mayo, en el sur de Chubut.

«Todos los días se comunicaba y como insistió y no atendía sospechó que algo pasaba, le avisó al dueño de la casa que fuera a ver y ahí se encontró con el panorama», contó a la agencia Télam Bonifacio Anticaneo, padre de la víctima.

El móvil del robo había sido descartado desde un principio porque en la vivienda no faltaba nada y la puerta de entrada había quedado entreabierta.

«Mi hermano era un chico re bueno, joven, humilde, querido, muy querido por el pueblo acá, toda la gente lo apreciaba mucho. Trabajaba en una verdulería, siempre era alegre, cantando porque era payador», completó la hermana del payador, Gladys Anticaneo.

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