El intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, acusó al gobierno de Javier Milei de «destruir» la política industrial nacional mediante la apertura importadora que afecta gravemente al sector autopartista argentino.
En un duro mensaje publicado a través de sus redes sociales, el jefe comunal señaló que las medidas del gobierno libertario tienen un «costo social y productivo altísimo» que se traduce en cierres de fábricas y miles de familias en riesgo. Según informó la Agencia Noticias Argentinas, Gray responsabilizó directamente al Presidente por la crisis del sector.
Las críticas a la apertura importadora
Gray fue contundente al afirmar que «la apertura desmedida de las importaciones y la caída de las exportaciones en el sector autopartista, son el resultado directo de la destrucción de la política industrial implementada por el gobierno de Javier Milei». El intendente consideró que esta política está generando un daño estructural a la capacidad productiva nacional, afectando particularmente a una industria que históricamente ha sido clave para el desarrollo económico del país.
El impacto social y productivo
El jefe comunal alertó sobre las consecuencias concretas que estas medidas están teniendo en la comunidad. «El ajuste brutal que lleva adelante tiene un costo social y productivo altísimo: cierres de fábricas y miles de familias en riesgo», sostuvo Gray en sus redes sociales. El intendente hizo hincapié en el efecto dominó que genera la crisis autopartista, que no solo afecta a los trabajadores directos del sector sino también a toda la cadena de valor vinculada.
El llamado a defender la industria nacional
Frente a este complejo escenario, Gray realizó un llamado contundente. En concreto, pidió «defender la industria nacional y a las trabajadoras y los trabajadores». Además, exigió que se deje de «desproteger» la producción y el empleo argentino. Cabe señalar que su postura no es aislada. En realidad, refleja la profunda preocupación que comparten muchos intendentes del conurbano bonaerense. En esta región, la industria automotriz y autopartista no solo tiene una fuerte presencia, sino que también constituye una fuente fundamental de empleo registrado.
La intervención de Gray, por lo tanto, se suma a un coro de voces críticas que no deja de crecer. Estas voces provienen de distintos sectores, tanto políticos como productivos. Todas ellas alertan, con creciente alarma, sobre el impacto negativo que la liberalización de importaciones está teniendo en industrias sensibles para la economía nacional. En definitiva, esta situación está marcando una nueva frontera en un debate crucial: la discusión sobre qué modelo de desarrollo necesita realmente el país.
