El debate sobre los efectos de TikTok e Instagram en la mente de los jóvenes crece en Alemania, luego de que el político conservador Jens Spahn comparara su impacto con el de la heroína.
Sus declaraciones reabrieron la discusión sobre si las redes sociales deberían prohibirse a menores de 16 años y si su uso genera dependencia real o solo refleja hábitos de una era digital.
Spahn pide prohibir redes a menores de 16 años
El líder del grupo parlamentario de la CDU, Jens Spahn, encendió la polémica al afirmar que TikTok e Instagram “actúan en el cerebro como las drogas” y que deberían prohibirse para menores de 16 años. La propuesta, difundida ampliamente por medios alemanes, generó reacciones divididas entre la comunidad científica y la política.
Según DW , el planteo de Spahn se basa en estudios que señalan comportamientos adictivos en adolescentes: pérdida de control, descuido de actividades cotidianas y síntomas de ansiedad o depresión. La Academia Alemana de Ciencias Leopoldina confirmó que estos patrones están en aumento.
Lo que dice la ciencia: similitudes y diferencias con las drogas
Expertos en psicología advierten que, aunque las redes pueden generar comportamientos similares a la adicción, no hay evidencia médica suficiente para equipararlas a sustancias como la heroína.
El profesor Christian Montag, especialista en adicciones, explicó a DW que “comparar TikTok con la heroína crea pánico moral” y que aún no existen estudios concluyentes que prueben cambios cerebrales comparables.
Montag agregó que las redes sociales “activan mecanismos de recompensa en el cerebro, sobre todo en usuarios jóvenes con baja autorregulación”, pero insistió en la necesidad de diferenciar entre el uso habitual y el uso problemático.
Los riesgos de una prohibición total
Desde el punto de vista legal, una prohibición nacional enfrenta grandes obstáculos. La Ley de Servicios Digitales de la Unión Europea limita las restricciones que los países pueden imponer, ya que estas medidas afectarían derechos fundamentales y serían difíciles de aplicar técnicamente.
Además, expertos en educación digital advierten que impedir el acceso podría ser contraproducente: los adolescentes perderían la oportunidad de aprender un uso responsable y, de todas formas, podrían eludir los controles con facilidad.
Un debate entre libertad y protección
La discusión impulsada por Spahn reabre un dilema contemporáneo: cómo equilibrar la libertad digital con la protección de la salud mental de los jóvenes. Mientras tanto, los especialistas coinciden en que el camino debe pasar por la educación, el acompañamiento familiar y una regulación más ética de los algoritmos.