El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, continúa este lunes una intensa ronda de contactos en la capital alemana, donde ya mantuvo extensas conversaciones con los emisarios estadounidenses y con líderes europeos.
El objetivo es avanzar en el plan de paz promovido por Washington, mientras Rusia insiste en su exigencia principal: que Ucrania no ingrese a la OTAN.
Las negociaciones por una salida al conflicto en Ucrania entran en una fase crucial en Berlín. Según un informe de la agencia Deutsche Welle (DW), el presidente Volodimir Zelenski y los enviados especiales de Estados Unidos, Jared Kushner y Steve Witkoff, iniciaron este lunes 15 de diciembre una segunda reunión en la Cancillería alemana. Los diálogos se centran en el plan de 20 puntos para un alto el fuego que promueve la administración del presidente estadounidense Donald Trump, quien aspira a lograr un acuerdo antes de fin de año.
Esta nueva sesión de trabajo se produce después de que, el domingo, las delegaciones ucraniana y estadounidense mantuvieran un primer encuentro que se extendió por más de cinco horas. Antes de reanudar el contacto con los norteamericanos, Zelenski se reunió este lunes con el presidente finlandés, Alexander Stubb, para coordinar posiciones. El mandatario ucraniano destacó en sus redes sociales la gran cantidad de trabajo diplomático en marcha y que ya se han acordado los próximos pasos con sus socios.
La postura de Moscú: la OTAN como «piedra angular»
Mientras las conversaciones avanzan en Berlín, el Kremlin ha vuelto a dejar clara su posición fundamental. A través de su portavoz, Dmitri Peskov, Rusia insistió en que la «piedra angular» de su postura en cualquier negociación es que Ucrania no pueda ingresar en la OTAN. Peskov afirmó que este tema es objeto de «discusiones específicas» y señaló que Moscú espera que Washington le informe sobre los resultados de las conversaciones en la capital alemana.
Esta exigencia rusa representa uno de los mayores escollos para cualquier acuerdo, ya que toca un punto de soberanía y seguridad nacional clave para Ucrania. La postura del Kremlin deja en claro que cualquier documento que surja de las conversaciones en Berlín deberá luego ser evaluado por Moscú, que tendrá la última palabra sobre si acepta o rechaza los términos acordados entre Kiev, sus aliados europeos y Estados Unidos.
Una carrera contra el tiempo diplomática
La intensa agenda de Zelenski en Berlín refleja la presión por alcanzar un avance tangible en un corto plazo. La participación de figuras cercanas a Trump, como Kushner, subraya el interés personal del presidente estadounidense en cerrar un acuerdo que sería un hito político. Sin embargo, la brecha entre las demandas rusas, especialmente sobre la OTAN, y las concesiones que Ucrania está dispuesta a hacer parece aún considerable.
Las próximas horas serán determinantes. Tras los contactos bilaterales, se espera que Zelenski se reúna también con otros líderes europeos que ya se encuentran en Berlín. El resultado de esta maratón diplomática definirá si existe una base sólida para presentar una propuesta a Rusia o si, por el contrario, las diferencias siguen siendo demasiado profundas como para cumplir con el optimista calendario que maneja la Casa Blanca. El mundo observa si Berlín será el escenario de un giro histórico o de otra demostración de lo complejo que es poner fin a esta guerra.




