La chubutense Natalia Talquenca es cocinera en su especialidad del área de Apoyo General en la Armada Argentina, donde revista con el rango de cabo primero, y se encuentra a bordo de la fragata ARA Libertad realizando por primera vez en su carrera naval el tradicional Viaje de Instrucción, ahora en Europa.
Desde el 17 de agosto, la «Embajadora del Mar» navega por los mares del mundo con una tripulación aproximada de 300 personas. En la cocina de la embarcación, está Natalia, quien nació en Trelew hace 39 años, y está feliz de lo que le toca vivir en este momento de su carrera.
El buque escuela argentino, fragata ARA «Libertad», está al mando del capitán de navío Juan Carlos Romay, y lleva a bordo 48 guardiamarinas en comisión de las promociones Nº 148 del Cuerpo Comando Escalafón Naval, Nº 83 de Infantería de Marina y Nº 104 del Cuerpo Profesional Escalafón Intendencia que completan en navegación la formación iniciada en la Escuela Naval Militar, y se suman a una dotación compuesta por 26 oficiales y 191 suboficiales, además de los invitados especiales de otras Fuerzas, escuelas navales y Armadas extranjeras .
Servir a la Patria para Natalia Carolina Talquenca es la posibilidad de trabajar en lo que le gusta, crecer día a día, y representar a las Fuerzas Armadas de su país donde vaya. «Estoy infinitamente agradecida de estar acá y disfrutar de este viaje; es valioso compartir este trabajo donde una conoce muchas personas y existen grandes oportunidades de desarrollo personal», expresó la oriunda de Trelew sobre su trabajo en la Armada.
El destino la fue llevando a ser cocinera como su papá, aunque ella no pensaba serlo porque lo que más admiraba de él, era su carrera militar. «Veía a mi papá como un ejemplo, algo grande para mí, me motivaba y apasionaba lo que hacía, pero nunca quise ser cocinera, sí estar en la Fuerza y ser militar era un sueño para mí», contó.
Natalia ingresó a la Escuela de Suboficiales de la Armada Argentina en el 2010, mucho tiempo después de que su papá falleciera. En su recuerdo está probarse aquel uniforme y sus camisas con genuina magia. «A mis amigas y conocidos les llama mucho la atención lo que hago y a lo que me dedico, y a mí me encanta», sintetizó.
Sus pases, destinos y traslados dentro de la Armada fueron en su mayoría cerca de casa, en su Trelew natal y luego en Puerto Madryn; más tarde en Buenos Aires. En el sur aún está su mamá y uno de sus dos hermanos, y la mayoría de sus amigas también. «Tengo otro hermano en Buenos Aires, aunque no está en la Armada; sí tengo un primo que siguió la carrera también», apuntó.
«Es la primera vez que viajo por el mundo en la fragata Libertad y uno, al igual que el buque, es embajador y representante del país en el extranjero, otro sueño que completa mi carrera», destacó. Un gran anhelo también era conocer el continente europeo, «y conocer finalmente París», expresó con profundo brillo en los ojos.
El recorrido de la fragata previsto demandará alrededor de 17 mil millas náuticas en 5 meses, de agosto a enero del 2020. La fragata ya pasó por Salvador de Bahía (Brasil), por los puertos de Santa Cruz de Tenerife y Cádiz (España). De Lisboa (Portugal) partirá el 7 de octubre hacia Brest (Francia) y continuará viaje hacia Amberes (Bélgica), Londres (Reino Unido), Dublín (Irlanda) para atravesar nuevamente el Atlántico hacia Boston y Miami (EEUU), Bridgetown (Barbados), Recife (Brasil), Montevideo (Uruguay) y regresar a la Argentina (Mar del Plata), asì lo resaltò el chubut.
«Es algo increíble que realmente no lo podés imaginar, vamos a navegar, tocar muchos puertos y la cocina en movimiento es otra cosa», relató antes de su partida. Entusiasmada, contó que visitará familiares en Manhattan, Nueva York.
Entre las experiencias de navegación largas y cocinar para gran cantidad de comensales, Natalia contó de su embarco en el transporte ARA «Canal Beagle» durante la Patrulla Antártica Naval Combinada (PANC) del verano 2013-2014.
Allí, en su rol de panadera también preparaba el menú para unos 80 comensales. En la fragata los cocineros lo harán para el triple de tripulantes, aunque en particular en la cocina de oficiales donde ella tiene su puesto, son un centenar aproximadamente.
La marina trelewense -que amasa los sorrentinos caseros y le encanta rellenarlos de queso y ricota- espera lo mejor del viaje y de su carrera: «Estoy dedicada a aprender y llevarme la mejor experiencia de trabajo en la Armada porque sé que estoy en el lugar propicio», enfatizó.
Y respecto al trabajo culinario en la fragata, manifestó que «aquí seguiré creciendo, aprendiendo en especial de aquellos eventos de recepción del tipo protocolar que son muy importantes al llegar a cada uno de los puertos extranjeros».