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Historia de las primeras Damas de Argentina

La flamante primera dama, Fabiola Yáñez, no está casada con el igual de flamante presidente Alberto Fernández, el primero de los presidentes argentinos que llega al poder divorciado. Los tiempos cambian. Fabiola es también la primera primera dama que es actriz y periodista; las hubo actrices, como Eva Perón​ y Regina Paccini de Alvear, que también era cantante. Yañez, de 38 años, es también la primera primera dama en haber conducido un programa de televisión, para chicos en Rosario, y en haber sido panelista de otro programa de tele, “Incorrectas”, en el canal América. Insistamos que aún es gratis: los tiempos cambian.

Lo que no cambia es la singularidad que acompaña ese cargo y profesión, la de ser primera dama de la Argentina, para el que no hay universidad que gradúe, ni siquiera que tome examen, o que acerque bibliografía que oriente. Este país extraño y volátil le dio, y le da, al cargo un extraño fatalismo, un resignado desaliento, casi una desesperanza a priori marcada por una historia agitada y turbulenta, que no conoce casi ni olvido, ni perdón.

La primera primera dama no era argentina: debió ser uruguaya. Nació en Montevideo el 28 de diciembre de 1786, cuando ni Uruguay ni Argentina existían, todo era el Virreinato del Río de la Plata, y la recién llegada, Juana del Pino, era el décimo tercer hijo del gobernador militar, don Joaquín del Pino Sánchez de Rojas Romero y Negrete, que después sería el famoso Virrey del Pino al que honran hoy una calle de Belgrano y una localidad de La Matanza. Juana quedó convertida en primera dama el 7 de febrero de 1826, cuando Bernardino de la Trinidad Rivadavia, con quien llevaba diecisiete años casada, fue elegido presidente de la República por el Congreso Constituyente. Para variar, aquellos eran años convulsos, de desunión y de conflictos que no se llamaban grietas, y que se dirimían en el terreno siempre frágil de las guerras civiles.

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