Desde aquella acusación de “miserables” que lanzó Mariano Arcioni, el diálogo con Adrián Maderna está cortado. Aunque no lo digan en público, ni siquiera hay emisarios que logren acercar posiciones.
Cada uno tendrá sus argumentos para mantener cortada la comunicación entre Gobernador e Intendente, pero lo cierto es que la dura realidad económica, institucional y social, no deja margen para cerrar contactos entre quienes tiene la obligación de conducir la provincia por un lado, y la ciudad más golpeada por la crisis por el otro.
Aunque el Gobernador puede estar abocado por completo a buscar alguna alternativa que al menos apacigüe la situación general, no puede obviar que Trelew es un termómetro de la crisis provincial. En la ciudad viven gran parte de los empleados públicos que se desempeñan en Rawson y que están al límite de su paciencia por los atrasos salariales y sus consecuencias. Además, Maderna ha tenido que dedicar la mayoría de sus acciones a contener los reclamos sociales. Todo esto sumado a los tremendos índices de desempleo, no permiten que las autoridades no acuerden líneas de acción conjuntas.
Es una obviedad que la crisis afecta a todo Chubut, pero no es menos cierto que Trelew es, por los hechos relatados y muchos otros, foco de un malestar en crecimiento. No deberían entonces quienes tienen la obligación de gobernar, dejar de advertirlo. El intendente Maderna al menos ya dio un paso para el acercamiento durante su discurso de apertura de sesiones del Concejo Deliberante, señalando que no pondrá las diferencias políticas por encima de los intereses de la sociedad. De lo contrario, todos terminamos perjudicados, señaló El Comodorense.