En un documento, FIDE remarcó que «a modo de ejemplo, los despachos de cemento aumentaron un 130% respecto a abril de 2020, y un 5,3% contra el mismo mes de 2019; la demanda de energía industrial de Grandes Usuarios creció un 100% respecto a 2020 y se ubicó casi en el mismo nivel de 2019; la recaudación creció en abril 2021 un 40% interanual en términos reales, y un 7% respecto al mismo mes de 2019».
Sin embargo, FIDE advirtió «sobre la evolución del salario frente a la inflación y las presiones sobre el sector externo».
El informe
El documento explica que «en el otro extremo, actividades como la hotelera, gastronómica, cultural y varios rubros del comercio
minorista continúan reflejando niveles de ventas inferiores a los de la pre-pandemia».
Más adelante, ante la evidencia de que esta situación se ha visto agravada por las medidas de reducción de la circulación de personas implementadas en abril y mayo, el Gobierno ha impulsado una serie de políticas destinadas a amortiguar los impactos sobre los sectores críticos».
FIDE destacó que «el consumo, una de las componentes centrales de la demanda interna, continúa retraído por la combinación de una elevada inflación acumulada en el primer cuatrimestre y la persistencia de altos niveles de desocupación.
Inflación
Respecto de la inflación, FIDE pone en relieve que «los números de los últimos meses muestran un proceso a la inversa. En lugar de converger hacia una desinflación, los precios han ido al alza. Durante marzo el Indec relevó un aumento para el IPC del orden del 4%, con fuertes incrementos en alimentos, textiles y educación.
Ya para abril, y anticipándonos un mes a la estadística oficial, los relevamientos de precios online en supermercados llevados adelante por FIDE dan una inflación mensual en torno al 3,8%, con aumentos en la canasta básica alimentaria del orden del 5,1%.
Considerando lo anterior, las proyecciones de inflación para 2021 son mucho más altas que las previsiones iniciales del oficialismo. Para este año esperamos aumentos de precios promedio del 43,5% y una trayectoria de inflación nominal proyectada punta a punta a diciembre 2021 de alrededor del 38%».
«Hasta el momento los aumentos salariales han respetado la pauta propiciada por el Gobierno, en rangos del 34%-36%, por el plazo de menos de un año y con cláusulas de revisión que se activan en el último trimestre del 2021», añade FIDE.
El trabajo advierte que «parece difícil que puedan sostenerse esos parámetros en las negociaciones venideras si no se logra quebrar la actual inercia inflacionaria que va divergiendo cada vez más de la expectativa planteada por el Presupuesto Nacional».
FIDE remarca que «considerando aumentos salariales del 34% más la baja del impuesto a las ganancias, el salario está al límite de quedar empatado a la inflación para 2021. El poder adquisitivo del salario viene muy deteriorado, producto de la crisis heredada del gobierno neoliberal y de la pandemia. El salario mínimo vital y móvil registró una pérdida del 9% en marzo respecto al mismo mes del año anterior; la jubilación mínima y la AUH, del 10,7%; y el salario privado registrado, una merma del 5,4% en el mismo lapso. A ello debemos sumarle entre 5% y 15% de pérdida de poder de compra de los ingresos heredada del período 2015
a 2019».
Por último, FIDE recomienda que «para consolidar la recuperación de la post-pandemia, resulta central que el poder de compra del salario aumente».