El informe de la ONU que confirmó hambruna en Gaza reaviva la disputa política y humanitaria: para la comunidad internacional se trata de una catástrofe sin precedentes, mientras que Israel insiste en responsabilizar a Hamás. La tragedia humanitaria continúa profundizándose día a día.
El nuevo informe de la ONU que confirmó hambruna en Gaza desató polémica mundial. Más de medio millón de personas enfrentan inanición en la Franja, mientras el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó las conclusiones como “una mentira descarada” y responsabilizó a Hamás por la crisis alimentaria.
El reporte fue elaborado por la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) y describe un escenario devastador: más de 500.000 personas padecen condiciones de inanición, miseria y muerte en Gaza.
Según el documento, la situación se agravará hacia septiembre de 2025, cuando se estima que 640.000 personas enfrentarán una situación catastrófica y más de un millón vivirán en niveles de emergencia alimentaria.
De acuerdo con C5N, la ONU ya había advertido sobre la falta de acceso a alimentos, pero este informe confirmó que Gaza entró formalmente en fase de hambruna.
La respuesta de Netanyahu
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, desestimó las conclusiones del informe y afirmó:
“Israel no tiene una política de hambruna, su política es prevenirla”.
El mandatario sostuvo que desde octubre de 2023 ingresaron a Gaza dos millones de toneladas de ayuda humanitaria, el equivalente a una tonelada por persona. Además, acusó a Hamás de desviar recursos, saquear camiones con alimentos y medicinas, y utilizar parte de la ayuda para operaciones militares.
Israel también destacó sus operativos de asistencia, que incluyeron lanzamientos aéreos, envíos marítimos y puntos de distribución gestionados por empresas estadounidenses. Con ello buscó contrarrestar la imagen de bloqueo intencional hacia la población civil.
El costo humano de la hambruna
Mientras tanto, las autoridades sanitarias de Gaza confirmaron que al menos 273 personas murieron por hambre y desnutrición desde el inicio de la guerra, entre ellas 112 niños.
La cifra refleja la magnitud de la crisis en un territorio que no solo sufre los bombardeos y el bloqueo, sino también el impacto directo de la falta de alimentos y medicinas.