Un estudio halló que independientemente de la predisposición genética, los buenos hábitos tienen un impacto positivo.
Se sabe que hay factores genéticos que aumentan el riesgo de sufrir Alzheimer y otros tipos de demencia. Pero la incógnita es hasta qué punto esa carga puede ser compensada por el estilo de vida. Un nuevo estudio suma evidencia en ese sentido: hábitos saludables pueden ayudar en la prevención aunque exista predisposición genética.
Independientemente de la herencia genética de una persona, llevar una una buena dieta, hacer ejercicio, un bajo consumo de alcohol y no fumar aleja las posibilidades de sufrir demencia, cuya forma más común es el Alzheimer, según el artículo publicado en la revista JAMA y presentados en la Conferencia Internacional sobre el Alzheimer en Los Ángeles (Estados Unidos).
Un equipo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Exeter en Inglaterra usaron el banco de datos «UK Biobank» analizaron a 200.000 personas mayores de 60 años que no tenían síntomas de demencia. Se las clasificó según su predisposición genética y sus hábitos de vida.
Después de ocho años de análisis, 1,8% de los que tenían una alta predisposición genética y malos hábitos de vida tenían demencia, comparado con 0,6% de los que tenían una baja susceptibilidad genética y buenos hábitos.
Entre los que portaban un mayor riesgo, poco más del 1% con buenos hábitos de salud desarrollaron la enfermedad, comparado con 2% de quienes tenían malos hábitos de salud.
«Considero que estas son buenas noticias», expresó John Haaga del Instituto Nacional de Geriatría de Estados Unidos, uno de los patrocinadores del estudio. «Nadie puede garantizar que esta terrible enfermedad no ocurrirá», pero es posible inclinar la balanza hacia la salud si uno tiene buenos hábitos de vida, comentó.
Los investigadores también encontraron que quienes tienen una alta susceptibilidad genética y además deficientes cuidados de salud son tres veces más propensos a sufrir de demencia comparado con quienes tienen poca susceptibilidad genética y hábitos saludables.
Unas 50 millones de personas sufren de demencia senil y Alzheimer. La incidencia siempre depende de una combinación de predisposición genética y estilo de vida, aunque se desconoce el peso específico de cada parte.
El estudio, sin embargo, contiene una limitación importante: la base de datos sólo contenía información de mutaciones genéticas de personas de ascendencia europea, por lo cual se desconoce si la tendencia se repite entre grupos de otro origen.