Las expectativas de la economía mundial en 2020 no son muy altas. Esa es la conclusión que se puede sacar del texto que escribió la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) Alicia Bárcena, en un blog del think tank «The Dialogue», con sede en Washington. Las crecientes tensiones en el Medio Oriente, la guerra comercial entre China y EE. UU., y la epidemia del coronavirus son las principales razones que nublan aún más el escenario económico: «El crecimiento de China, que se espera sea inferior al seis por ciento -la tasa de crecimiento más baja de los últimos 30 años-, es probable que se reduzca aún más por el brote del coronavirus», se menciona en el artículo.
Por su parte, Jörg Krämer, economista jefe del Commerzbank, dijo que la prolongación de las vacaciones de año nuevo chino podría haberle costado al país asiático un 3% de su producto interno bruto (PIB) en el primer trimestre. Sin embargo, consideró que aún no puede preverse la gravedad del virus para la economía china, ya que la enfermedad sigue extendiéndose.
Sudamérica, especialmente afectada por el virus
Si la producción en China se detiene durante mucho tiempo, se obtendrán menos bienes y habrá menor demanda de materias primas. Amrita Narlikar, presidenta del Instituto Alemán de Estudios Regionales GIGA, con sede en Hamburgo, afirmó que esto afecta a todo el mundo: «Ya hemos visto cómo la economía china, el tráfico aéreo y las cadenas de suministro globalmente integradas se han visto perturbadas. Por supuesto, esto tiene consecuencias para la economía mundial y ciertamente para América Latina».
En tanto, el sociólogo Stefan Schmalz de la Universidad de Jena estimó que «si China produce menos, esto repercutirá seguramente más fuerte en Sudamérica que en otras regiones del mundo». Claro está que unos píses se verán más afectados que otros.
Por un lado, la economía de México está completamente orientada hacia EE. UU. Por otro, Chile destina un tercio de sus exportaciones a China y solamente un 14% a la Unión Europea y Estados Unidos. China es el principal proveedor de mercancías de al menos diez países de Suramérica y es un mercado de ventas esencial para casi todos los países de la región. Por ejemplo, Brasil y Perú envían más de una cuarta parte de todas sus exportaciones a China.
China, un componente esencial de la economía
Las relaciones transpacíficas no son solamente comerciales. Desde 2005, China ha concedido préstamos por un valor de más de 140.000 millones de dólares en América Latina, casi tanto como lo ha hecho en África. El país también ha invertido masivamente, con la participación de empresas chinas en proyectos privados y públicos.
«EE. UU. y Europa hacen muy poco para ofrecer a estos países alternativas que sean más atractivas que las de China», dice la presidenta de GIGA, Narlikar. Esto aplica para América Latina, el antiguo «patio trasero» de EE. UU., así como para África e incluso para algunos países europeos emergentes: «Y no se trata solamente de dinero y libre comercio. Sería mucho más importante establecer una narrativa que explique por qué el modelo económico occidental tiene más que ofrecer a estos países, que el chino», agregó.
Si China colapsa «no solo Sudamérica tendría un problema»
En general, los países sudamericanos tienen una conexión más bien débil con el mundo: en Chile, que tiene una economía tradicionalmente abierta, la tasa de exportación está ligeramente por debajo de la media mundial del 30%. En tanto, en Brasil y en Argentina es de menos del 15%, mientras que en la UE es del 45%.
Por su parte, Jéssica Gomes, experta en el Mercosur del Instituto GIGA, considera que especialmente para los países del Mercosur y los Estados asociados, la demanda nacional y regional ha demostrado ser un ancla de estabilidad: «El comercio dentro del bloque ha sido bastante sustancial en los últimos años». Gomes no ve un gran problema con respecto a una posible recesión a causa del coronavirus, al menos no para el Mercosur: «China tendría que colapsar por completo, pero entonces no solo Sudamérica tendría un problema», concluyó.