El Gobierno trabaja en nuevas medidas económicas y sociales para contrapesar la caída de la actividad fruto del confinamiento nacional por el coronavirus . Alberto Fernández reconoce que hay un sector que recibirá de lleno el impacto de la parálisis a nivel nacional, el de los trabajadores informales, que viven de oficios o changas, y ordenó buscar alternativas para llegar e inyectar fondos en ese grupo, que no está registrado.
Fernández convocó hoy a la residencia presidencial de Olivos a una decena de funcionarios de su cartera para estudiar el impacto de la pandemia. El Presidente está decidido volcar más recursos estatales en la calle para ofrecer paliativos a todos los sectores, aún en detrimento del déficit fiscal.
«La prioridad es cuidar a los argentinos, tanto en lo sanitario como en lo económico, no es prioridad ahora el déficit fiscal», dijo a LA NACION un alto funcionario al tanto de la preocupación del Presidente.
Fernández recibió durante casi cuatro horas a los ministros del llamado «gabinete económico y social» para hacer un estado de situación y analizar la viabilidad y el costo fiscal de un nuevo paquete de medidas. A una mesa extensa se sentaron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero ; su vicejefa, Cecilia Todesca ; el ministro de Hacienda, Martín Guzmán ; el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas y el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo . También los asesores estrechos del presidente, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz ; el secretario de la Presidencia, Julio Vitobello y el jefe de asesores, Juan Manuel Olmos.
El encuentro atípico para un sábado tuvo lugar en la residencia de Olivos, un paisaje que se volverá más habitual porque el Presidente prevé pasar más tiempo trabajando desde la residencia oficial durante la cuarentena.
«Estamos evaluando medidas para todos los sectores. Aún debemos analizar su implementación y su impacto económico, social y fiscal», señalaron fuentes al tanto del encuentro.
El Gobierno reconoce que enfrenta un especial problema con dos sectores que quedarán fuertemente rezagados por la parálisis que impone la cuarentena obligatoria por la pandemia. Por un lado, los monotributistas, trabajadores independientes que dependen de su actividad diaria y que se verán muy perjudicados por la cuarentena general que frena toda actividad esencial. En segundo lugar, los trabajadores informales que viven de changas o de oficios, sin relación de dependencia. El 40% del trabajo en la Argentina es informal.
Esos dos grupos no fueron abarcados por la primera tanda de medidas oficiales anunciadas esta semana, y que estuvieron enfocadas en sectores que reciben subsidios y empresas, con un costo fiscal de $700.000 millones. El Gobierno evalúa como darle a esos sectores una «ayuda directa» y como «aliviar sus costos fijos», dijeron en el entorno presidencial.
El Presidente de hecho, reconoció el jueves, cuando anunció la cuarentena preventiva y obligatoria, que aún estaba pendiente tomar medidas para aliviar la situación de monotributistas y trabajadores informales