En las primeras horas del sábado en Rawson -donde la única actividad consiste en ir a los cajeros a sacar el dinero de los sueldos para que no se los «coma» el banco- comenzó a circular el fuerte rumor de la renuncia del ministro de Salud Fabián Puratich. Arcioni arrastra esta crisis desde el momento de su asunción en octubre de 2017. Por eso es necesario romper con la monotonía del relato oficial de la crisis pandémica que asola al mundo y dejar en claro que en Chubut la crisis empezó mucho antes de que llegara cualquier noticia de Wuhan.
Arcioni no proviene de la política, y el costo de su aprendizaje sobre la marcha está saliendo muy caro para todos. En tan solo tres años han desfilado por la silla del ministerio de Educación seis ministros. Con un Jefe de Gabinete que no es muy adepto a ponerle el pecho a las balas y sin un hombre o mujer que sea capaz de darle un sentido de coordinación a la enorme estructura de un Estado que está paralizado desde hace ya más de 30 meses y funciona solo por la inercia misma de la burocracia.
Hace unos diez días hubo una reunión en el seno del círculo de confianza de Arcioni con el objetivo de frenar las filtraciones constantes. El por entonces ministro de educación Andrés Meiszner hizo cambiar las claves de acceso a los principales sistemas y en Fontana 50 comenzaron a apagar el servidor los fines de semana. Están convencidos de que durante los sábados y domingos empleados «infieles» aprovechan para «robar» esa información que luego aparece publicada. En general, los más paranoicos son personas que no conocen el Estado, su funcionamiento y dinámica. Y lo terminan padeciendo.
Redes, pandemia y renuncia
Desde el inicio de la pandemia al aparato oficial las redes sociales le han resultado una incomodidad en su intento de consolidar un relato único. Como atrapados en un mundo bidireccional de la comunicación gubernamental de los años ‘80, terminan sufriendo y sin entender lo que genera el entorno de las redes.
Fue justamente en las redes donde la última semana se produjo un hecho que debería ser menor para un profesional tanto de la política como del área de la salud. Sin embargo, se transformó en un punto de inflexión para el grupo de profesionales que conducen el área de Salud de la provincia.
Desde el mismo momento de la detección del quinto caso de Coronavirus el día anterior a lo que se pensaban que iba a ser una movilización multitudinaria para reclamarle al gobierno por el atraso de 3 meses de sueldos, comenzaron a correr las teorías conspirativas. Hubo quienes daban entidad a los mensajes de los hermanos del taxista enfermo. Las redes sociales no hacen más que amplificar y acortar los tiempos de la realidad que se vive.
Todo esto generó que el pasado día viernes los empleados de Salud, profesionales en una gran mayoría, realizaran un abrazo simbólico a los hospitales de toda la provincia.
Además, en la conferencia del día viernes -en la que se debía comunicar la aparición de 3 nuevos casos de coronavirus- se dedicase gran parte del tiempo a expresar cómo se sentían los profesionales de la salud por algunos audios de WhatsApp. Increíble, pero cierto.
Puratich renuncia
Esta situación y el reclamo permanente por el atraso salarial -que hizo que el personal de salud esté nuevamente con protestas en la calle- habrían sido las causas que llevaron a Puratich a presentar la renuncia.
Por ahora la dimisión no ha sido aceptada por el gobernador, que como es habitual los fines de semana no realiza ninguna actividad oficial y partió a Comodoro Rivadavia el viernes a la tarde.
Para el ministro Puratich el reclamo salarial y las demandas del sector de Salud lo tocan muy de cerca porque él mismo es personal médico de la provincia, lo que implica un compromiso con el sistema público y el modo en que ha afrontado la pandemia.
Sin embargo, la sociedad después de 70 días de aislamiento, controles férreos, maltrato institucional y sobre todo sin un peso en el bolsillo descree de todo lo que diga el gobierno; incluso si quien habla es el ministro de Salud.
FUENTE: El Extremo Sur