La primera prueba de fuego para Andrés Meiszner, el nuevo gran operador político del gobierno de Arcioni, será conseguir que el próximo martes haya sesión en la Legislatura. Meiszner -quien durante esta gestión ya pasó por la Secretaría de Trabajo y el Ministerio de Educación antes de recalar en el cargo que tenía Carlos Relly, tiene una afinidad con su antecesor Carlos Relly, el ex diputado provincial por la UCR que se hizo de Chubut Somos Todos junto a Rafael Cambareri.
Su pasión por las armas y su absoluta falta de gestión motivaron su alejamiento y el ascenso de Meiszner, el dirigente quilmeo que militaba con Aníbal Fernández y que desde hace cinco años se radicó en Rawson.
Por esas paradojas de la política, también Meiszner tiene pasión por las armas. Al menos era el director del Registro Nacional hasta 2011, cuando debió renunciar luego de que la Nación revelara una polémica contratación del Renar por US$ 14,8 millones que provocó, en menos de 24 horas, su cancelación por el Ministerio de Justicia que conducia Julio Alak.
Con ayuda de peso
Claro que Meiszner encontró ayuda de peso para intentar torcerle el brazo a los legislativos que parecen actuar en tándem con el vicegobernador Ricardo Sastre.
Es que así como el ministro de Economía, Oscar Abel Antonena, salió a pregonar en medios amigos el jueves que para que terminen de cobrar marzo los empleados públicos necesitan que haya sesión en Diputados, un día más tarde Mariano Arcioni consiguió que hace rato se le venía negando: convocar a casi todos los intendentes a Rawson.
Evidentemente, la visita tuvo un interés notorio: no quedarse afuera del reparto de los 350 millones de pesos que el gobernador anunció para los municipios, de los 2.500 que recibirá de Nación, incrementando así la deuda del Estado, más allá de que en esta oportunidad es en pesos, con una tasa baja, a pagar desde el año que viene y sin comisiones para gestores.
Intendentes al tren
Los intendentes chubutenses comienzan a sentir el ahogo financiero propio y ya comenzaron a hablar de lo duro que sería abonar el aguinaldo, con regalías en baja y coparticipación de impuestos que prácticamente dejó de existir.
En ese contexto, acceder a un préstamo del préstamo es una tentación inevitable, por lo que seguramente ya contactaron a sus diputados para que el martes estén ahí, en sus bancas, para levantar la mano por una causa de peso.
El comodorense Juan Pablo Luque fue aún más allá al declarar que la responsabilidad de que haya sesión depende directamente del vicegobernador Ricardo Sastre.
La presión sobre APEL
Pero para que haya sesión hay otro aspecto a resolver y que tiene que ver con el anuncio expresado por el sindicato de la Asociación de Personal de Empleados Legislativos (APEL): mantener la retención de servicios hasta cobrar abril.
A la mayoría aún le adeudan marzo y justamente una de las zanahorias que se exhiben en estas horas es que si se avala el nuevo endeudamiento, podrán terminar de cobrar -en junio- el mes de marzo.
Abril está lejos para ellos, así como para todos los empleados públicos y jubilados que cobren más de 65 mil pesos, salvo policías y personal de Salud. Se supone que cuando en julio llegase la segunda cuota del préstamo de Nación podrían percibir otro salario.
Claro que también viene pidiendo pista el aguinaldo, que por ahora se paga en cuotas, según remarcan desde Economía.
Al titular del gremio legislativo, Angel Sierra, lo pretende apurar también Guillermo Quiroga, el titular de ATE que en todo este tiempo viene mostrando coincidencia de objetivos con el gobierno de Arcioni y que súbitamente demuestra preocupación por la suerte de sus representados.
El dilema del Coronavirus
Con la convocatoria a la Casa Rosada, donde lo recibieron los ministros Wado de Pedro y Martín Guzmán, Arcioni tuvo un respiro en medio de las peores dos semanas desde que el 1 de noviembre de 2017 se consideró en condiciones de conducir la provincia.
Aterrizó en Rawson con la promesa cierta de un préstamo, aunque le volvieron a recordar la importancia de contar con un plan propio para superar la crisis.
El se propone alinear a los diputados, pero comienza a ser objeto de pedidos de juicio político desde diversos sectores, mientras en las redes proliferan las crudas descripciones de las carencias económicas de los estatales que no cobran y que ahora salen a diario a las calles para visibilizar su situación, al menos en Comodoro donde existe mayor flexibilización en el marco de la cuarentena.
Los domingos se hacen oír en todas las ciudades, tratando de mantener las medidas de prevención ante el Coronavirus que esta semana suma cuatro casos en Trelew, provocándole a Arcioni otro frente entre su ministro de Salud y los intendentes de las ciudades del valle que quieren reabrir ya los comercios que debieron cerrar el miércoles, luego del nuevo decreto que Gustavo Sastre en Madryn no acató.
Mientras Fabián Puratich ha declarado que es prudente retroceder en libertades ambulatorias teniendo en cuenta que aún no se identifica a la nueva fuente de contagio, Adrián Maderna y Damián Biss exigen hasta abrir gimnasios, para alegría del ministro Federico Massoni, propietario de uno.
Se trata de otro conflicto en el que debería laudar Mariano Arcioni, quien decretó restringir actividades comerciales y deportivas en Trelew, Rawson, Madryn, Gaiman, Pirámides y 28 de Julio, pero Sastre lo ignoró en el aspecto comercial, generando la ira pública del radical Biss, a la par que expuso la endeblez del gobernador para que se cumpla alguna decisión de fondo propia.
Es un tema delicado porque las autoridades sanitarias hablan de «foco de contagio», en tanto los políticos parecen tener el oído más dispuesto para los presidentes de las cámaras de comercio. Y, como en otros temas, el gobernador no luce con la autoridad suficiente para imponer algún criterio.
Lo cierto es que en Rawson se vive un clima de fin de ciclo que ya no ocultan ni los portales que han recibido pautas generosas en los Últimos meses y que empiezan a dar voz en sus programas de radio también, a aquellos que venían ignorando.
Incluso han puesto un poco de esfuerzo que va más allá de una mano que empuja un micrófono. Unificaron un discurso en el que no niegan los problemas del Gobierno, ni que empezaron antes del Coronavirus. Pero su conclusión es que aunque Arcioni deje el poder, la situación salarial no cambiará en lo inmediato. Como dice el refrán, entonces, para los portavoces de Arcioni es mejor «malo conocido que bueno por conocer».