Hace apenas unas semanas, los cafés, bares y restaurantes de París permanecían bulliciosos hasta altas horas de la noche, los letreros de neón brillaban y se podía ver a los clientes con mascarillas en las terrazas llenas de flores, aún disfrutando de su libertad después de un estricto cierre de primavera.
La vida callejera por la que la ciudad es famosa había regresado. Y era casi como si la capital francesa hubiera vuelto a ser la misma que antes.
Ahora, esas mismas calles están desiertas de nuevo, tras la imposición de un nuevo toque de queda nocturno estricto para combatir un preocupante aumento de los casos de coronavirus en Francia. Un crecimiento que forma parte de una tendencia más amplia de aumento de los números en toda Europa.
Los lugares de esparcimiento deben cerrar y los ciudadanos deben quedarse en casa entre las 9 pm y las 6 am en todo París. Otras ciudades francesas, como Aix-en-Provence, Grenoble, Marsella, Montpellier, Toulouse, Saint Etienne, Lille, Rouen y Lyon también se ven afectadas por la decisión.
La violación de las reglas conlleva una multa de 135 euros (aproximadamente US$ 160) en la primera infracción, y sube a 1.500 euros (US$ 1.760) si se repite.
El fotógrafo Kiran Ridley recorrió los bulevares y callejones de París el 17 de octubre, la noche en que se introdujo el toque de queda, para capturar cómo se ve la ciudad cuando se apagan las luces. Y para contrastar estas estremecedoras imágenes con instantáneas de escenas más animadas de los mismos lugares en septiembre y principios de octubre.
Las imágenes muestran ese bullicio familiar de París y el cálido resplandor de los cafés reemplazados por esquinas frías y persianas cubiertas de graffitis. La Torre Eiffel aún permanece iluminada en el horizonte. Sin embargo, en las imágenes posteriores nadie está allí para disfrutar de su belleza.
Las respuestas en la calle al toque de queda en París
CNN también salió a las calles de París para hablar con los lugareños y conocer sus opiniones sobre las nuevas restricciones.
«Las nueve de la noche se han convertido en la nueva medianoche», dijo un estudiante francés llamado Alexiane. El joven de 22 años cuestionó si las multitudes que van a los restaurantes y se apresuran al metro cuando llega el toque de queda son mejores que los viajes de vuelta a casa a la medianoche.
También siente que la reducción del tiempo para socializar por la noche está «acabando con los pequeños trozos de diversión que todavía teníamos como jóvenes».
Dicho esto, el estudiante espera que las nuevas medidas ayuden a disminuir los casos de covid-19.