El príncipe Felipe, marido de Isabel II, murió este viernes a los 99 años tras una vida en la que puso su personalidad fuerte y controvertida al servicio de la reina y de la Corona.
Convertido en el consorte más longevo de la monarquía británica tras 73 años de matrimonio, el duque de Edimburgo deja un indiscutible legado como pilar de Isabel II, quien ya había sellado así su trascendencia para la historia: «Simplemente, ha sido mi fuerza y mi soporte».