El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció que el presidente Javier Milei envió al Congreso el proyecto de Ley Hojarasca que busca eliminar alrededor de 70 leyes consideradas «inútiles, obsoletas o que restringen nuestras libertades».
El funcionario destacó en redes sociales que el proyecto de Ley Hojarasca apunta a desregular y simplificar el marco normativo vigente, indicando que el análisis realizado identificó la vigencia de normativas que datan de presidencias anteriores.
Según un gráfico compartido, las leyes a derogar se distribuyen de la siguiente manera:
Isabel Perón (1974-1976): 5 leyes
Alejandro Agustín Lanusse (1971-1973): 5 leyes
Reynaldo Benito Bignone (1982-1983): 5 leyes
Héctor José Cámpora (1973): 3 leyes
Juan Carlos Onganía (1966-1970): 3 leyes
Carlos Menem (1989-1999): 3 leyes
Raúl Alberto Lastiri (1973): 3 leyes
Jorge Rafael Videla (1976-1981): 5 leyes
Arturo Frondizi (1958-1962): 3 leyes
Néstor Kirchner (2003-2007): 3 leyes
El ministro concluyó el mensaje con un adelanto de que próximamente se darán a conocer más detalles sobre el proyecto.
Según pudo conocer Ámbito, el paquete de leyes apuntará a dejar sin efecto regulaciones que fueron creadas a principios del Siglo XIX o bien durante gobiernos militares.
Sturzenegger es la cara de la desregulación en la administración de Milei. Recientemente, el ministro participó de la Semana Mundial del Inversor que organiza la Comisión Nacional de Valores (CNV) donde fue el encargado de llevar a cabo el cierre.
“Sueño que las pymes emitan acciones, que no se financien con deuda”, afirmó
Sturzenegger al inicio de su discurso. “Creo que vamos a defender mucho más un régimen de libertad económica cuando todos, de alguna manera, seamos parte de esas empresas y de la efervescencia productiva que puede tener Argentina en sus distintos sectores”, agregó el ministro.
Además, Sturzenegger advirtió que «no hay que tenerle miedo al exceso de desregulación» ya que «siempre se puede corregir». Sus dichos están enmarcados en el debate surgido tras el anunció de que la CNV permitirá que los adolescentes, desde los 13 años, puedan tener a su nombre una cuenta comitente y hacer operaciones en el mercado de capitales.
“Una regulación en el buen sentido trata de minimizar los riesgos, pero hay que ponderar el riesgo que minimiza con los costos que genera esa regulación. Cuando estamos en este proceso de diseñar las regulaciones, tenemos que estar permanentemente preguntándonos no sobre lo que la regulación hace, sino sobre lo que la regulación destruye», ahondó.