Se trata de un ave marina que no vuela y solo puede verse en la Patagonia argentina. Un lugar ideal es la costa de la localidad de Camarones. Fue declarado Monumento Natural y fascina a científicos y artistas. La investigadora María Laura Agüero, que estudia la especie desde hace más de una década, explica por qué el pato vapor es una joya única del sur.
Corre sobre el agua con el pecho inflado, las alas extendidas y los pies agitados como hélices. No despega. No vuela. Pero lo que hace es tan singular, que verlo en acción se vuelve inolvidable. El pato vapor grande —una especie endémica de la costa de Chubut— vive en pareja, cuida a sus crías, defiende su territorio con fiereza y es el actor principal de uno de los espectáculos más extraordinarios de la fauna patagónica.
“Es un ave marina no voladora. Tiene alas, pero no las puede usar para volar. Están adaptadas a la vida en el agua”, explica María Laura Agüero, bióloga, ilustradora científica e investigadora del CONICET. Desde hace más de diez años estudia a esta especie y conoce en detalle su comportamiento, sus particularidades y sus amenazas.
Una especie única del litoral patagónico
El Tachyeres leucocephalus —ese es su nombre científico— es robusto, pesado, y su distribución está restringida a la costa argentina. “Es una especie muy localizada, hay sólo alrededor de 5 mil ejemplares en todo el planeta. No hay otra población en el mundo. Está sólo acá”, dice Agüero. Y agrega: “Es territorial, vive en pareja durante todo el año, no solo en época reproductiva. Ambos padres cuidan a las crías, y el territorio se defiende con mucha agresividad”.
La escena es habitual en los rincones más tranquilos del litoral: un pato vapor patrullando su zona, con el cuello erguido y el cuerpo listo para confrontar a cualquier intruso. “Es común verlos en costas con bahías y caletas protegidas del oleaje, siempre en ambientes costeros protegidos. Busca tranquilidad y lugares donde puedan alimentarse y estén protegidos de predadores”, explica.
La joya poco conocida del sur argentino
El pato vapor no es difícil de ver si se lo busca con atención. Puede aparecer en las aguas calmas de Bahía Bustamante, en las costas de Camarones o cerca de Punta Tombo. “Es una especie muy carismática. Muchas personas lo conocen sin saber cómo se llama. Me pasa que cuando muestro una ilustración, alguien dice: ‘¡Ese lo vi en tal lugar!’. Pero pocos saben que es endémico, que no vuela, que es tan especial”, dice Agüero.
“Es una de esas especies que no son tan visibles para el público general, pero que tienen un enorme valor ecológico y cultural. Me interesa visibilizarla, ponerla en agenda. Porque si no la conocemos, no podemos cuidarla”, resume la profesional.
Monumento Natural de Chubut
Ante la Unión Internacional de Conservación para la Naturaleza (UICN) esta especie está catalogada como vulnerable y, recientemente, fue declarada Monumento Natural por la Legislatura de Chubut. “No está amenazado, pero al tener una distribución tan restringida y una población pequeña, cualquier cambio ambiental puede afectarlo mucho”, señala Agüero. “El turismo mal manejado, la construcción en zonas costeras o el tráfico de buques petroleros y su posible desastre en caso de derrames, pueden tener consecuencias”.
La investigadora participó en monitoreos de campo, campañas de difusión y materiales educativos sobre el pato vapor. También lo ha retratado decenas de veces. “Soy ilustradora científica. Me dedico a dibujar especies, y el pato vapor me encanta. Tiene una actitud muy particular. Cuando se enoja, cuando bufa, cuando corre sobre el agua… es un ave muy expresiva”, cuenta.
El pato vapor y un perfil único
El pato vapor cabeza blanca es una especie que solo se encuentra en las costas de Chubut. Con su andar torpe en tierra, su desplazamiento veloz sobre el agua y su estructura robusta, representa una rareza dentro de la avifauna marina. Su comportamiento territorial, su forma de vida en pareja y su capacidad para adaptarse al entorno costero lo convierten en un caso de estudio singular dentro de la ciencia argentina.
Pese a su presencia constante en el litoral, sigue siendo poco conocido fuera de los círculos especializados. Es una especie que convive con las actividades humanas sin llamar demasiado la atención, y cuya existencia revela cuán poco exploradas están aún muchas zonas del ecosistema marino patagónico.
A través del trabajo de investigación y divulgación, el pato vapor comienza a ocupar un lugar más visible en la narrativa natural del sur argentino. Su figura, tan particular como su forma de desplazarse, resume buena parte del carácter del paisaje que habita: sobrio, austero y profundamente singular.