La renuncia del primer ministro nepalí no logró calmar la violencia que ya deja 51 muertos y más de 12.500 reclusos prófugos.
Manifestantes incendiaron el Parlamento y residencias de líderes políticos en protesta por la censura en redes y la corrupción.
Cinco Días de Caos que Derribaron un Gobierno
Nepal vivió una semana de absoluto caos, que culminó con la dimisión del primer ministro Khadga Prasad Sharma Oli pero no detuvo la espiral de violencia. Según confirmó el portavoz policial Binod Ghimire, el saldo de las protestas que comenzaron el lunes 8 de septiembre asciende a 51 fallecidos y más de 12.500 prisioneros prófugos que escaparon de cárceles durante los disturbios. El ahora ex premier presentó su renuncia en una carta a la Presidencia, declarando que lo hacía “para dar pasos hacia una solución política y la resolución de los problemas”, pero su salida no apaciguó los ánimos.
Edificios Emblemáticos y Residencias Políticas Reducidas a Cenizas
La furia de los manifestantes, en su mayoría jóvenes agrupados bajo el paraguas de la ‘Generación Z’, se dirigió contra los símbolos del poder. Incendiaron la sede del Parlamento, edificios gubernamentales, un centro comercial y hasta un hotel Hilton. Pero el blanco más significativo fueron las residencias privadas de la élite política: las del presidente Ram Chandra Poudel, el ministro del Interior Ramesh Lekhak, el líder opositor Sher Bahadur Deuba y el líder maoísta Pushpa Kamal Dahal fueron consumidas por el fuego. Incluso una escuela privada propiedad de la ministra de Relaciones Exteriores, Arzu Deuba Rana, fue atacada.
La Chispa que Encendió la Crisis: Censura y Corrupción
El detonante de la crisis fue una medida de censura del gobierno de Oli. El 4 de septiembre, dispuso el bloqueo de 26 redes sociales, incluyendo Facebook, X y YouTube. La medida coincidió con la viralización en TikTok de la campaña “Nepo Kid”, que exponía denuncias de corrupción entre hijos de la élite política. La prohibición fue interpretada como un intento de silenciar las críticas y derivó en las primeras manifestaciones masivas. A pesar de revertir rápidamente el bloqueo y prometer una investigación por la violencia policial, el gobierno perdió el control de las calles, lo que forzó la renuncia de Oli y llevó al ejército a asumir el control.
Mientras las negociaciones para designar un primer ministro interino continúan, Nepal intenta levantarse entre los escombros de instituciones históricas, como el Ministerio de Sanidad —que resistió dos terremotos pero fue destruido por el fuego— y con un operativo masivo para recapturar a los miles de fugitivos. Información extraída del medio Infobae.