Hubo un sorprendente cortocircuito comunicativo entre la selección argentina y el Vaticano. Hoy, a las 12.44 de Roma, el vocero papal, Greg Burke, en un tuit anunció que mañana el Papa recibiría a la albiceleste a las 15.30 en la residencia de Santa Marta, su «casa» del Vaticano.
A las 14.14, Burke hizo marcha atrás. Y, en en otro tuit con «actualización», advirtió que «la audiencia prevista para mañana ha sido desconvocada». «Les esperamos con alegría cuando vuelvan con la Copa!», agregó, en un comentario simpático como para desdramatizar la «fake news» que se generó en las redes socialaes. Durante una hora y media, en efecto, hubo gran desconcierto tanto en el Vaticano -donde, al menos en la Sala de Prensa, la información era que la selección iba a ir mañana a ver al Papa-, como en la Argentina y en Barcelona, donde la selección se encuentra, en vísperas de viajar a Israel para un amistoso.
Fuentes de la dirigencia de la AFA en Barcelona aseguraron que ayer, lunes, le habían comunicado a la nunciatura de Buenos Aires (la embajada de la Santa Sede en la Argentina) la negativa de la selección a ir por problemas de logística porque la delegación debía viajar al día siguiente a Israel, por lo que la visita al Vaticano implicaba un desgaste enorme, pero que les hubiera gustado muchísimo y que agradecían inmensamente la posibilidad de una audiencia con el Santo Padre. Según la AFA, la comunicación -¿quizás realizada demasiado tarde?-, la mantuvieron con el secretario de la nunciatura en Buenos Aires, monseñor Vincenzo Turturro.
Imposible saber si fue debido a las cinco horas de diferencia, o retrasos comunicativos internos en la Santa Sede, que evidentemente esa respuesta negativa no llegó a quien debía llegar en el Vaticano.
Allí, era palpable cierto malhumor después del anuncio oficial del encuentro entre el Papa y la selección de su país y la desmentida. «Espero que jueguen mejor de cómo se organizan», comentó una fuente del Vaticano.
Suele manejar la agenda del Pontífice la prefectura de la Casa Pontifica, que dirige el arzobispo alemán Georg Ganswein, que es también secretario privado de Benedicto XVI, papa emérito.
Más allá de la confusión, cabe destacar que Francisco -un papa futbolero y con una agenda normalmente llena de citas y audiencias-, se había hecho un hueco para saludar antes del Mundial al equipo de su patria y en «su» casa, todo un gesto.
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