Después de salir en libertad presentó junto a su abogado una autorización para visitarla en la cárcel. En diálogo con GENTE, el joven de 20 años acusado de formar parte de una presunta banda de narcotraficantes liderada por su padre, revela los detalles -hasta ahora desconocidos- del vínculo que mantiene con la joven desde hace dos meses.
Martes 2 de enero de 2019, 12.45 horas de un mediodía soleado en la ciudad de Paraná. Después de presentar una solicitud para visitar a Nahir Galarza (20) en calidad de «amigos», Matías Caudana (20) se saca una foto junto a su abogado, Augusto Lafferriere, en la puerta del la Unidad Penal Femenina N° 6 de la capital entrerriana. Está feliz. Después de dos años y dos meses tras las rejas, el pasado 27 de diciembre, el joven acusado de formar parte de una presunta banda de narcotraficantes liderada por su padre, Elbio Gonzalo Caudana, fue absuelto por el por el Tribunal Oral Federal de Paraná.
«Yo trabajaba en la fábrica de hielo que tiene mi papá: estaba a cargo de los repartos y me ocupaba de hacer cobranzas. Nunca tuve relación con las drogas ni nada de eso», se defiende el joven que, tras un mes de juicio oral, se convirtió en el único absuelto de los 22 procesados que tenía la causa. Ya en libertad, uno de los primeros trámites que realizó Matías fue un pedido formal para visitar a Nahir Galarza.
La solicitud, dirigida a la directora de la Unidad Penal N° 6, la oficial Diana Tonetti, y al Jefe de Tratamiento, el oficial Luján Ojeda, solicita «(…) la autorización para el ingreso en carácter de visita, a la Srta. Nahir Galarza, quien se encuentra alojada en la unidad Penal a su cargo. Motiva la presente, el hecho de que mantenemos una amistad desde hace un tiempo, la cual ha motivado el pedido de visitas durante el proceso penal en el que se dictó mi absolución, que tramitaran por ante Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Paraná. Dicho pedido fue aceptado por la interna mencionada’ (…)».
La respuesta –explica Augusto Lafferriere, abogado de Caudana- llegará dentro de 48 horas. «La última palabra la tiene la persona que está detenida. Si Nahir no acepta recibir la visita de Matías, entonces el permiso será denegado. También existe una posibilidad de que, por 180 días (es decir 6 meses) mi defendido no pueda ingresar a otra Unidad Penal. Debido a una normativa de seguridad», apunta el letrado.
A PRIMERA VISTA
«Nos conocimos un día que a ella la llevaron al dentista (N. de la R.: ubicado en la Unidad Penal Masculina Nº 1). Nahir salía de la enfermería y nos cruzamos porque a mí me estaban trasladando para ir a ver a mi abuela (N. de la R.: Elda Liliana Balla, detenida en la misma cárcel que Nahir). Yo sabía quién era ella por la televisión. Grité su nombre y, cuando se dio vuelta, le hice un gesto de que la iba a llamar. Ella sonrió y asintió con la cabeza», recuerda Matías acerca del primer cruce que tuvo.
A través de un amigo pudo conseguir el teléfono del pabellón de Nahir y, días más tarde, se puso en contacto con la joven. «Nunca me importó lo que se decía de ella», asegura a GENTE.
Hasta la semana pasada -dice Caudana- sus temas de conversación con Galarza giraban en torno a lo que cada uno hacía dentro de la cárcel: si recibían visitas, si participaban de un taller, entre otras cosas.
«Últimamente, ella me contaba que pasaba mucho calor. Ahí donde está no corre aire…», asegura él.
¿Si alguna vez hablaron del asesinato de Fernando Pastorizzo? «No le pregunté y no creo que se lo pregunte. No me importa», dice Caudana. «Nos estamos conociendo. Por el momento no nos dimos ni un beso. Tampoco tuvimos la posibilidad de vernos en persona. Solo nos cruzamos un par de veces cuando fui a visitar a mi abuela. Intentamos hablar, pero no nos dejaron. Por eso estoy tramitando este permiso, para seguir conociéndonos», concluye Caudana.
Por Flor Illbele
Fotos: Archivo Atlántida, Gentileza de A.L. y Facebook – Infobae