Con una charla informativa entre directivos, profesores y alumnos, comenzó este miércoles la actividad en la Escuela Municipal de Artesanías (EMA). La institución, que depende del área de Educación Municipal, forma artesanos productores en metal, madera, cerámica y textil. Mañana comienzan las clases.
La Escuela Municipal de Artesanías, que funciona en el Centro de Promoción Social del Barrio Don Bosco, inició este miércoles su ciclo lectivo con un primer contacto entre directivos, profesores y alumnos de las cuatro carreras que ofrece la institución.
La charla que fue encabezada por la coordinadora de la institución, Rossana Cartolano, acompañada por los profesores de cada una de las materias y áreas específicas de formación. Fue un intercambio ameno en el que cada profesor pudo presentarse y los alumnos realizar preguntas sobre el funcionamiento de la escuela.
Rossana Cartolano indicó que este año la Escuela Municipal de Artesanías tuvo un récord de 71 personas inscriptas para cursar el primera año, de las cuales, por razones de cupo, solo podrán ingresar 40, quedando el resto en lista de espera. Además cursarán otros 30 estudiantes que ya están en segundo y tercer año.
“Seguimos creciendo a pesar de que el edificio es chico y no estamos en nuestra espacio original apostamos a que la escuela siga creciendo como institución, que siga aportando a la ciudad artesanos de excelente calidad”, aseguró Cartolano.
Cartolano recordó que la EMA funciona desde hace 9 años y que otro de los objetivos para este año es “seguir tejiendo redes con otras instituciones, tratar de que vaya creciendo la oferta educativa, con la realización de seminarios de especialización en algunos oficios, ya sea con artesanos viajeros o nuestros propios maestros, pensando en trabajar técnicas específicas”.
Rossana Cartolano contó que “el máximo anhelo de la institución es comenzar a funcionar en lo que será el Centro de Encuentro de la Laguna Cacique Chiquichano, con “un espacio pensado integralmente con otras instituciones, donde podamos tener nuestra propia huerta, nuestros propios hornos de cerámica de cocción a leña, y donde podamos re-sembrar de plantas nativas todo ese terreno y abrir allí un mercado popular, no solo un lugar para que funcionen los talleres, sino un centro integral por el buen vivir”.