Desde el «Puerto Crimson» de la isla «Red» un buque transporta material químico con armas de destrucción masiva. Es descubierto por el espía «Mr. Novak» antes de su arribo a la isla «Blue». Hay un centro de inteligencia «Púrpura» que empieza a coordinar las tareas para su intercepción y los destinos sospechados. Todo transcurre en apenas horas y debe ser resuelto de inmediato. Luego de una ardua tarea de colaboración entre países y la intervención de diferentes agencias de inteligencia se logra frenar y detener la embarcación.
Para la tranquilidad de la ciudadanía todo esto se trata sólo de un caso ficticio. Pero puede ocurrir en cualquier momento y en cualquier parte del mundo.
Durante dos días, un centenar de funcionarios de las áreas de Defensa, inteligencia, fuerzas de seguridad, jueces y agentes antilavado de siete países de la región realizaron en Buenos Aires el Ejercicio Conjunto PSI (Proliferation Security Iniciative, por sus siglas en inglés) para dar con un objetivo concreto: el desarrollo de nuevas técnicas de cooperación y la revisión de leyes para poner freno al tráfico mundial de cargamento de armas biológicas, químicas y nucleares de destrucción masiva.
«Lo que persiguen este tipo de ejercicios conjuntos es la toma de conciencia de que cualquier país puede ser vulnerable ante un cargamento de armamento de destrucción masiva y que hay que estar preparados para afrontar ello e impedirlo», explicó a Infobae el general (RE) Guillermo Sevilla, asesor de la Dirección Nacional de Contralor del Ministerio de Defensa.
La semana pasada Sevilla junto con militares y funcionarios civiles de Argentina, Chile, Estados Unidos, Colombia, Panamá, Paraguay y Brasil, participó del Ejercicio PSI Multilateral 2019 donde se analizaron factores de riesgo de la región, la evaluación de las leyes necesarias para la intercepción de móviles que transporten armas de destrucción masiva, casos de estudio aportados por Estados Unidos y otros países, nuevas herramientas de inteligencia, discusión sobre la toma de decisiones y casos de estudio hipotéticos como los de las islas «Red» y «Blue».
En la actualidad se transportan por diferentes lugares del mundo cargamentos químicos necesarios para construir armas de destrucción masiva y elementos biológicos que pueden ser bacterias o virus también dispuestos para ataques masivos de grupos terroristas.
Si bien en la Argentina actualmente no existen riesgos de estas características, ningún país está exento de ello. De allí que el general Sevilla habló de la necesidad de «estar prevenidos y tener una red de contactos para cooperar en caso de que le ocurra a un país vecino o que se necesite ayuda de otras naciones».
Sustancialmente los ejercicios PSI apuntan a crear una red con tres patas: los jueces dedicados a imponer la ley, la seguridad nacional de cada país miembro y las fuerzas militares o de inteligencia que ofrecen el soporte técnico para poder detectar e interceptar los cargamentos peligrosos.
Los ejercicios PSI contra la proliferación fueron creados en el 2003 por medio de una convocatoria de Estados Unidos para interceptar cargamentos de armas de destrucción masiva y sus bienes relacionados destinados al terrorismo. En los fundamentos de esta iniciativa se sostiene que «tiene por objetivo proteger al mundo de las armas de destrucción masiva y mantenerlas lejos de las fronteras o de los enemigos comunes«.
Inicialmente, los países participantes de esta iniciativa fueron Australia, Francia, Alemania, Italia, Japón, Holanda, Polonia, Portugal, Reino Unido y España. En sus inicios, estos países establecieron que era necesario disponer y compartir información sobre actividades sospechosas para facilitar la inmediata intercepción de buques o camiones que transporten cargas con material químico, biológico o nuclear para uso de armas de destrucción masiva.
En el 2005 la Argentina suscribió al acuerdo de los ejercicios PSI pero hasta el 2016 no participó de ninguno de los encuentros que se realizaron. «Está claro que antes no había interés alguno de los gobiernos en Argentina de participar de estos ejercicios preventivos de transporte de armas de destrucción masiva«, dijo Sevilla. Así, la Argentina participó en el 2018 de otro ejercicio conjunto y la semana pasada acaba de culminar en Buenos Aires un nuevo encuentro del PSI con la coordinación de autoridades argentinas.
En este último ejercicio participaron del lado de la Argentina funcionarios de Defensa, las Fuerzas Armadas, fueras de seguridad, la Cancillería, jueces federales, la Dirección de Aduanas, del Ministerio de Transporte, la Secretaría de Energía, legisladores, agentes de la AFI, la UIF y la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos, entre otros.
Para el desarrollo de estos ejercicios cada país acordó que se debe permitir que sus buques o aeronaves puedan ser inspeccionados si existiera sospechas de transporte de armamentos. También se estableció que se debe compartir información sensible y tiene que existir un compromiso de los países miembros en la lucha contra la proliferación de armas nucleares.
Para el desarrollo de los trabajos hipotéticos de esta iniciativa que se trabaja en cada ejercicio de PSI no se crean leyes pero se apoya en las normas internacionales existentes para ejecutar interdicciones en aguas y espacios aéreos internacionales. Por ejemplo, se evaluó que un buque puede ser detenido en aguas internacionales si no posee bandera nacional con la que se encuentra registrado. La idea del PSI es «alentar a los países miembros a a obtener las máximas ventajas de sus leyes para interceptar cargamentos peligrosos» y actuar en forma conjunta con otros países.
Se trata de un «acuerdo informal» entre países. No existen secretarios o coordinadores generales aunque los participantes buscan compartir automáticamente información de inteligencia en el caso de detectar cargamentos sospechosos.
Durante el ejercicio de PSI que se acaba de hacer en Buenos Aires se evaluaron situaciones de riesgo en forma teórica, no en el campo. Pero hubo ejercicios ficticios de la manera en que debían actuar los países en casos de «exportador ilícito» de materiales peligrosos.
«Existe un compromiso político de cada país de colaborar y compartir información. Eso fue lo que se habló en este ejercicio del PSI en Buenos Aires donde hubo discusiones muy interesantes sobre el hipotético accionar de nuestras fuerzas ante un caso de cargamentos peligrosos«, explicó el general Sevilla.
También se habló de la situación actual de la región donde los grupos de narcotraficantes financian al terrorismo mundial y en los tres casos de estudio analizados se identificaron los riesgos, se plantearon herramientas concretas para la contraproliferación incluyendo aspectos financieros y la identificación de materias primas y precursores.
De esta manera, la Argentina volvió a participar de manera activa en ejercicios de cooperación que en un futuro podrían serle de mucha utilidad si se llegaran a registrar buques, aeronaves o camiones con material destinado a armas de destrucción masiva.
Infobae