El debate puede ser largo. Pero el INTA, uno de los organismos del campo más importantes del país, premió al salame de Colonia Caroya.
Si hay algo que nos gusta comer a los argentinos, es el salame. Además, es fuente de discusión cuando alguien dice: «el mejor es el de…». Si bien sobre gustos no hay nada escrito, se puede suponer que, fuera de lo subjetivo, el mejor debería ser el que es premiado o elegido por alguna entidad con el peso tal para poder marcar opinión.
Este jueves, la fundación ArgenINTA entregó los premios a la Calidad Agroalimentaria y eligió en la categoría «Valorización de especies y productos típicos locales» al proyecto Salame de Colonia Caroya.
Caroya es una localidad de Córdoba que junto a Oncativo (también en la provincia mediterránea) y Tandil y Mercedes en Buenos Aires, se caracteriza por la producción del salame.
El proyecto Salame de Colonia Caroya rescata el chacinado típico de Córdoba para asegurar su preservación, prestigio y calidad, punto por el que fue premiado.
En ese sentido, se tuvo en cuenta que entre sus logros y sin tener nada que ver con los gustos, está el haber vuelto a organizar la Fiesta del Salame de Colonia Caroya; participar en ferias y festividades regionales y nacionales y abastecer con sus productos a eventos oficiales y recorridos con turistas, lo que permite sostener la elaboración de salames típicos y poner en valor al salame de Caroya.
CÓMO ES EL SALAME DE CAROYA
A la vista, es un salame que se embute en tripa bovina y mediando aproximadamente 25-30 cm de largo, con un diámetro de 40-50 mm una vez que se seca. Derecho y de aspecto regular, el salame debe estar firme al tacto, con una cierta elasticidad, y atado con segmentos de unos 7 cm de largo.
La rodaja de salame tiene un color brillante. Los trozos de grasa deben ser de aproximadamente 0,5 cm de ancho, distribuidos uniformemente. El color característico del producto es un rojo oscuro que no presenta nervios.
Su olor es intenso, aromático y característico recuerda al olor del sótano, componente típico de la arquitectura caroyense y lugar en el que se madura al salame típico. El sabor es característico, especiado, con poca sal y levemente picante. Una de las principales características es el corte, siempre en ángulo, con rodajas finas, pero mucho más amplias que el corte recto habitual.
LOS PREMIOS QUE ENTREGÓ ArgenINTA
Categoría I: Investigación y desarrollo en el área de tecnología de alimentos. Trabajo ganador: EFECTO DEL USO DE ALFA AMILASA MALTOGÉNICA EN LA TEXTURA Y VIDA ÚTIL DE PANIFICADOS LIBRES DE GLUTEN (Bs As).
Categoría II: Personas físicas u Organizaciones que buscan la diferenciación como estrategia del incremento de la competitividad con sustentabilidad. Trabajo ganador: DEL PRODUCTOR A LA GÓNDOLA CON VALOR AGREGADO SUSTENTABLE (Chaco)
Categoría III: Cooperativas y/o Asociaciones que contribuyan al posicionamiento de los productos agroalimentarios argentinos. Trabajo ganador: COOPERATIVAS APÍCOLAS DE CORRIENTES MONTE CASEROS.
Categoría IV: Emprendimientos asociativos de productores no capitalizados. Trabajo ganador: ALIMENTANDO EL FUTURO (Santa Fe).
Categoría V: Campañas de difusión y educación que promuevan los hábitos saludables, la innovación y sustentabilidad agroalimentaria. Trabajo ganador: LA CALIDAD LA HACEMOS ENTRE TODOS (Jujuy).
Categoría VI: Valorización de especies y productos típicos locales. Trabajo ganador: INDICACIÓN GEOGRÁFICA: CASO SALAME TÍPICOS DE COLONIA CAROYA (Córdoba).
Categoría VII: Jóvenes Emprendedores Rurales. Trabajo ganador: BACO TIENDA DE VINOS (Catamarca).