Se registraron hoy lluvias abundantes en varias regiones de Australia asoladas desde hace meses por los incendios forestales de mayor magnitud y duración desde que existen los registros en la isla, que ya causaron la muerte de 28 personas y más de 1.000 millones de animales, según estimaciones científicas, además de destruir miles de viviendas.
La llegada de las lluvias y la baja en la temperatura que acompañó fueron una ayuda invaluable para los bomberos que combaten sin tregua el fuego en las zonas más afectadas. La oficina meteorológica del estado de Nueva Gales del Sur, al sudeste del país, anunció por la mañana «buenas precipitaciones» de lluvia en la región, donde están localizados los incendios más importantes, de los cuales se estimaba que 30 seguían fuera de control hasta ayer.
«Es un alivio para los bomberos que trabajan en Nueva Gales del Sur», declaró el Servicio de Bomberos Rurales de ese estado, en una publicación en su cuenta oficial de Twitter. » Esta lluvia no apagará todos los incendios, pero ayudará a contenerlos», resumió el comunicado.
Las lluvias disiparon el humo
En el estado vecino de Victoria, el humo de los incendios perturbó los partidos de clasificación para el Abierto de tenis de Australia, que comenzará la próxima semana en Melbourne. Sin embargo, las tormentas del miércoles por la noche ayudaron a disipar el humo. «Las tormentas mejoraron la calidad del aire en la mayor parte del estado», anunció la Agencia de Protección Ambiental de aquel estado.
Los servicios meteorológicos prevén más precipitaciones para el viernes y el fin de semana.De cumplirse el pronóstico, sería el período de lluvia más largo desde el inicio de la temporada de incendios en septiembre.
Sin embargo, la crisis está lejos de haber terminado, ya que febrero y marzo suelen ser los meses más calurosos en Australia. «Todavía queda un largo camino por recorrer», reconoció Robyn Duell de la oficina de meteorología, y agregó: «Debido a las altas temperaturas, el riesgo de incendios forestales se mantendrá hasta el comienzo del otoño».
Las lluvias también podrían inundar pistas y dificultar el acceso de los camiones de bomberos a algunos bosques, según las autoridades. Las inundaciones repentinas también son un riesgo en las montañas, cuyas laderas pueden haber perdido su cubierta vegetal por los incendios, lo que dificultaría su retención de agua y provocaría torrentes de barro y ceniza.
Los incendios son recurrentes en Australia, pero esta vez comenzaron más temprano y fueron mucho más intensos que en años pasados. Los bosques y las zonas agrícolas ya sufrían de una sequía prolongada, lo que creó condiciones perfectas para la propagación de las llamas.
El 2019 fue el año más caluroso y seco jamás registrado en Australia, alcanzando una temperatura máxima promedio de 41,9°C a nivel nacional el 18 de diciembre.