La política en la provincia de Neuquén es un caso que merece un estudio y análisis particular. La supremacía del Movimiento Popular Neuquino, que gobierna la provincia hace más de medio siglo, suele robarse todas las miradas y se pierden de vista otros sucesos importantes que suceden por fuera del partido provincial. Si bien es cierto que la última victoria en los comicios fue clara para el oficialismo por casi 14 puntos, no es menos real que las colectoras fueron determinantes, así como también jugó fuerte la grieta y algún voto de Juntos por el Cambio fue a parar a Omar Gutiérrez. En cualquier caso, el peronismo se ratificó como segunda fuerza y en ascenso.
En ese crecimiento, durante los últimos años del macrismo fue creciendo la figura de un militante y dirigente provincial que hasta entonces traía perfil bajo: el diputado nacional Darío Martínez. Llegó al Congreso de la Nación tras reemplazar a Nanci Parrilli y luego revalidó sus credenciales en las urnas, pero antes irrumpió en los medios de comunicación con una denuncia contra ni más ni menos que el aquel entonces Presidente Mauricio Macri. A partir de allí, se convirtió en uno de los referentes de la oposición patagónica, con llegada a los líderes nacionales.
El año pasado jugó fuerte para ser candidato a gobernador, pero finalmente quedó la candidatura para Ramón Rioseco, de buena relación con la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Martínez también tiene buena relación con CFK, pero ha sabido acomodarse a las necesidades y decisiones del partido. Más tarde pujó por un lugar en el Senado de la Nación, que tenía nombre y apellido: Oscar Parrilli. A cambio, ganó otro período en Diputados y logró meter en el Senado a Silvia Sapag, socia política de años, con quien comparte agenda y gestiones, tanto en Buenos Aires como en Neuquén. Pero ya con el Frente de Todos en el poder, ganó terreno de manera considerable.
Darío se convirtió en un alfil del presidente Alberto Fernández. Una de sus primeras tareas fue liderar el proceso que derivó en la sanción de la Ley de Solidaridad Social. Allí, el neuquino fue uno de los artífices del consenso necesario para sacar adelante el proyecto, hecho reconocido por el propio mandatario nacional. Luego, como presidente de la comisión de Presupuesto, fue clave también para el tratamiento de la Ley de Gestión de Sostenibilidad de la Deuda Externa en comisiones y su posterior media sanción en Diputados.
Pero su labor no se restringe a lo estrictamente legislativo o parlamentario. Martínez aprovecha su estadía en Buenos Aires para aceitar sus conexiones políticas y usufructuar esos nexos en beneficios para la provincia. En los últimos días mantuvo distintas reuniones con dirigentes de peso a nivel nacional y regional. Por un lado, se reunió con el ministro de Producción de la Nación, Matías Kulfas, Cámaras locales y Pymes para trabajar sobre el futuro de Neuquén. Asimismo, recibió a los líderes petroleros chubutenses Jorge “Loma” Ávila y José Lludgar, en el marco del proceso de elaboración de la tan mentada Ley de Hidrocarburos, otro de los grandes anhelos del neuquino. El diputado sigue cosechando apoyos y tejiendo redes.
De esta manera, la labor de Darío Martínez es a corto y mediano plazo en el Congreso de la Nación, pero también con miras al futuro, en especial de la provincia, donde reside su gran anhelo de ser gobernador. A priori, está en el proceso de siembra, luego habrá que ver los resultados de la cosecha, allá por 2023. En un primer pantallazo, con un gobierno nacional afín, tiene la plataforma para mejorar la elección del año pasado. Mientras tanto, Martínez cuenta con el apoyo de la militancia y buena parte de la dirigencia provincial del peronismo. Y el visto bueno de los Fernández será determinante para potenciar su proyección.