LM Neuquén estuvo en el aeropuerto Presidente Perón donde los pasajeros del vuelo de Austral aún estaban conmocionados por el momento vivido en la tarde del domingo.
El casi centenar de pasajeros del vuelo AU 2667 de Austral llevaban una hora de vuelo rumbo a Aeroparque luego de que muchos de ellos disfrutarán de días de descanso en Bariloche.
Florencia y Sebastián llevaban puesto sus auriculares y miraba una película cuando comenzaron a sentir malestar en sus oídos. Cristian, otro pasajero, esperaba por el refrigerio cuando las auxiliares de a bordo salieron presurosas a sus asientos.
De pronto una explosión, y el comandante informando “haremos un aterrizaje de emergencia”. En pocos segundos, el Embraer 190 descendió de su altitud crucero a alrededor de 14 mil pies para poder estabilizar la nave. Las mascarillas cayeron.
“Imagínate el cagazo (sic)”, dijo Sebastián a LM Neuquén mientras esperaba, con su pareja en el aeropuerto Presidente Perón, el vuelo que los llevaría a Aeroparque cerca de la medianoche.
“Bajo mucho de repente para poder estabilizarlo, todavía estamos como mareados”, agregó Florencia.
Cristian, que viajaba con su esposa y sus dos pequeños hijos, sintetizó el dramático momento: “Fue terrible, el avión en picada, hubo muchas turbulencias, en medio de la incertidumbre de no saber qué pasaría”.
Aunque conmocionado por la situación, el hombre oriundo de Buenos Aires, ante la consulta de LMN de que nuevamente subirían a un avión para regresar a su casa, “no queda otra, es el transporte más seguro”.