El odontólogo, Ricardo Alberto Barreda, de 85 años falleció mientras permanecía internado en un geriátrico bonaerense. De forma reciente había tenido el alta del Hospital Castex donde permaneció en cuidados intensivos por una neumonía fuerte que lo aquejaba desde hacía meses.
Debido al aislamiento social por la pandemia del coronavirus que azotó al universo entero, no tenía contacto con el exterior pero si lo hacía mediante videollamadas con un amigo cercano que estaba negociando la escritura de su biografía como también la realización de una película o ficción para dar cuenta de los detalles de su vida que nadie conoce.
En los últimos días su salud había mejorado notoriamente por la atención que le brindaron pero sus problemas pulmonares persistieron. Según fuentes del geriátrico «el paciente amaneció decaído, no tenía hambre y fallece de un paro cardiorrespiratorio».
Este hombre fue un hombre reconocido en la ciudad de La Plata por su trabajo como dentista pero además por ser uno de los homicidas que dejaron huella en la historia policial de Argentina pues el domingo 15 de noviembre de 1992 en su casa ubicada en 48 entre 11 y 12 asesinó con una escopeta a su esposa Gladys Margarita Mac Donald (57), su suegra Elena Arreche (86)e hijas Cecilia (26) y Adriana (24).