Los resultados preliminares de la fase 3 de las vacunas de Pfizer y de la Sputnik V (producida por Rusia) que arrojaron una eficacia de 90 y 92 por ciento respectivamente son una «excelente noticia» aseguraron especialistas aunque advirtieron que «todavía faltan terminar los estudios clínicos, pero es un muy buen comienzo».
«Para que una vacuna sea útil debe proteger por encima de un 60 por ciento, si logramos tener vacunas que protejan alrededor de un 90 por ciento es una excelente noticia. Si bien hay que esperar un poco más a que los resultados se confirmen con más datos es un comienzo muy bueno», señaló a Télam Andrea Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la Fundación Instituto Leloir e investigadora principal del Conicet.
En el mismo sentido, el médico infectólogo Martín Hojman señaló que «la eficacia que anunciaron tanto Pfizer como la Sputnik V es muy buena» pero alertó que «los resultados que se dieron a conocer son preliminares esto quiere decir que estos estudios clínicos no están terminados».
Hojman describió que en los estudios de ensayo clínico con tantos pacientes, como por ejemplo estos que involucran a 30 mil o 40 mil personas y en el actual contexto de pandemia, «se van haciendo cortes preliminares, por ejemplo se van evaluando las primeras cien, las primeras mil etc».
«Para ser aprobada por la OMS una vacuna pide más del 50 por ciento, entonces los números son muy buenos»
MARTÍN HOJMAN
«Para ser aprobada por la OMS una vacuna pide más del 50 por ciento, entonces los números son muy buenos», expresó Hojman, integrante de la Sociedad Argentina de Infectología y añadió que «vamos muy bien pero no son los resultados definitivos».
No obstante, advirtió que «no se puede saber por cuánto tiempo va a durar esta inmunidad, por eso los estudios deben continuar y van a determinar de acá en adelante el tiempo que dura la respuesta inmune, si será necesario volver a vacunar o no, etc.».
Aunque con diferentes tecnologías, tanto la vacuna de Pfizer como la Sputnik V utilizan la proteína espiga como «determinante antigénico» esto es, según explica Hojman, hacia dónde se dirigen los anticuerpos.
En el caso de la vacuna de Pfizer lo que hace es utilizar directamente el código genético de una proteína viral (en este caso se utiliza la proteína espiga) y al ingresar al organismo las células «producen» esta proteína, al reconocerla se activa el sistema inmunológico; hasta el momento no hay vacunas que utilicen esta tecnología.
Por su parte, la vacuna rusa utiliza una plataforma (o tecnología) llamada de «vectores no replicantes»; los vectores son virus que no tienen capacidad de reproducirse en el organismo (y por tanto inocuos) y se usan para transportar material genético del virus contra el que se quiere inmunizar.
La Sputnik V utiliza adenovirus humano como vector y, a diferencia de otras vacunas candidatas, usa dos adenovirus (uno diferente en cada dosis); a esos adenovirus se les «agrega» una parte de la proteína espiga (o spike) que pertenece al coronavirus y cuando ingresa al organismo éste identifica la proteína y se genera la respuesta inmunológica.
Gamarnik: «Si bien hay que esperar un poco más a que los resultados se confirmen con más datos es un comienzo muy bueno»
«Si bien las dos vacunas usan estrategias diferentes generan inmunidad contra la misma proteína del virus lo cual sugiere que las otras vacunas que usan esa misma proteína como blanco podrían funcionar», explicó Gamarnik.
En el mismo sentido, Hojman sostuvo que «esto hace pensar que todas las vacunas que utilizan esta proteína pueden tener buenos resultados, sobre todo las que están en fase 3».
En el mundo se han desarrollado hasta la actualidad 219 vacunas candidatas, de las cuales casi 40 ya se están probando en humanos (fase clínica) y diez están en la última etapa de prueba; muchas de estas vacunas candidatas utilizan la proteína espiga como blanco.