Entre los números negativos relacionados a la segunda ola de Coronavirus, que arrojó un récord en el número de fallecidos, y la situación delicada que atraviesan las terapias intensivas, en el Gobierno nacional tenían ayer por la noche una certeza: las restricciones para el funcionamiento de la economía llegaron para quedarse. Ya es un hecho que prácticamente todas las medidas se prolongarán luego del 30 de abril, pero además existe una chance importante de que se profundicen. Incluso no se descarta que algunos cambios entren en efecto ya desde la semana próxima.
Desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires insistieron durante toda la semana con medidas más duras, pero ahora el tema también es analizado con detenimiento por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Los principales referentes de los sanatorios privados advirtieron que la capacidad ya está en un límite dramático y prácticamente no hay capacidad para recibir a más pacientes en las unidades de terapia intensiva.
El dilema ahora es hasta qué punto se puede seguir “bancando” la economía en medio de un panorama sanitario tan complejo. La vuelta a una “fase 1” como la de marzo y abril del año pasado está descartada. La decisión es que las fábricas continúen con su producción, aún con las dificultades por el aumento de los contagios de los empleados, y que la actividad comercial no cierre por completo como había sido en la anterior oportunidad.
Sin embargo, un eventual aumento de las restricciones para circular –que sería la medida más factible- le pegaría de lleno a otro de los sectores que mueve la economía argentina: el cuentapropismo. En ese escenario se verían impactados los plomeros, jardineros, kinesiólogos o peluqueros, por sólo mencionar algunos oficios.
Las medidas anunciadas hasta ahora tienen un impacto presupuestario acotado, pero por la sencilla razón que se tomaron por un plazo de sólo 15 días. Una extensión que ya está descontada deberá estar acompañada por más recursos, lo que tendrá un impacto en las cifras fiscales.
También la actividad económica empezará a verse afectada, por ahora marginalmente. Pero si las restricciones permanecen y se profundizan, en los próximos meses el efecto será mucho mayor. Es decir, el repunte de hasta 8% que vaticinaban varios economistas podría terminar siendo bastante menos auspicioso en relación a lo que se venía pronosticando.
El temor no sólo pasa por la segunda ola de Covid-19, sino por la posibilidad de que luego se produzca una tercera ola de contagios, con picos todavía más altos, como ya sucedió en Europa. Esto llevaría a medidas mucho más drásticas, que por el momento son rechazadas por el Gobierno. En este escenario, el ritmo de vacunación pasa a ser central. Cuanto más rápido se pueda avanzar, menor será el impacto sobre la economía y menor el peso sobre el gasto público vinculado específicamente al combate de la pandemia.
El nivel de actividad económica comenzará a mostrar un crecimiento en términos interanuales a partir de marzo, dado que se comparará con “los meses pandémicos” en los que los puntos de partida son “muy bajos”, mientras que en segundo trimestre se verá afectado por mayores restricciones, de acuerdo a un informe de Ecolatina. “Entrado el segundo trimestre, el nivel de actividad se verá afectado por las mayores restricciones que traerá la aceleración de contagios de Covid-19”, agregó la consultora.
Aún cuando las limitaciones dispuestas hasta el 30 de abril son focalizadas y más orientadas a la circulación que a la producción de bienes y servicios, el estudio de la consultora destacó que “no alcanzaría para evitar que haya un retroceso sobre el nivel de actividad”, dado que los comercios achicaron sus horarios de venta al público, las personas comenzaron a resguardarse y algunas industrias y comercios podrían verse obligados a cerrar temporalmente en la medida que haya contagios del personal.
Fuente: Infobae