Gobierno elecciones legislativas. Ni el superávit fiscal ni el fortalecimiento de las reservas alcanzan para ganar las elecciones. Pero bajar la inflación sí. Con esa premisa se manejará el Gobierno hasta octubre. La brutal escalada de precios durante la anterior administración y el peligro de una hiper todavía calan hondo entre la gente.
Abril amenazó con una disparada inflacionaria, detenida a tiempo. La estabilidad cambiaria posterior a la eliminación del cepo cambiario para individuos fue clave para frenar las remarcaciones iniciadas en la primera quincena. Muchas empresas de consumo ni siquiera llegaron a implementar las subas que habían anunciado.
Las últimas estimaciones del mes pasado muestran que se habría perforado el 3%, luego del 3,7% registrado en marzo.
Esta desaceleración se consolidaría este mes. La baja en los precios de los combustibles y la expectativa de una mayor disminución del dólar oficial ayudarán para que el índice caiga otro escalón. Aunque depende mucho de las remarcaciones que ocurran en esta primera semana del mes en los supermercados, no sería extraño que finalice cerca del 2 por ciento. Mayo tiene además la ventaja de ser un mes de baja estacionalidad.
Con el acuerdo ya firmado con el FMI y reservas superando los USD 39.000 millones, Javier Milei puso en el centro de la escena justamente la inflación en su presentación en Expo EFI el pasado miércoles. Prometió que para mediados del año que viene será “aniquilada”, dejando en claro cuáles son las prioridades en este momento.
El propio Luis “Toto” Caputo dejó de lado la ortodoxia y las premisas libertarias para salir a frenar aumentos. Así lo hizo a mediados de abril cuando se puso de acuerdo con los supermercados para frenar las subas de las compañías alimenticias y de consumo masivo. Y ahora volvió a la carga cuando una automotriz presentó una lista con subas de 3,5% en sus modelos. “No creo que sea así, si fuera cierto se trataría de un cambio en la relación de confianza construida con esta industria”, se apuró a señalar por redes el ministro de Economía.
El Gobierno tuvo un arranque del año complicado, con un primer trimestre atravesado por el caso $Libra, repunte del riesgo país, rebote de la inflación y fuerte pérdida de reservas. Ahora las cosas lucen distintas. Se llegó a un acuerdo con el FMI, las reservas quedaron a punto de superar los USD 40.000 millones tras los desembolsos, la inflación comenzó a retroceder y la actividad se mantiene firme, aunque no es pareja para todos los sectores.
Este envión debería consolidarse en mayo, mes en el que históricamente sobraron dólares por las liquidaciones del campo. Sin intervención del Central, que se comprometió a no aparecen mientras el tipo de cambio se mueva entre las bandas definidas con el FMI, la lógica es que la cotización de dólar se mantenga con clara tendencia a la baja.
La adaptación a esta nueva realidad será costosa y ya hay impactos significativos: crece la cantidad de cheques rechazados y el sector industrial perdió más de 20.000 empleos que difícilmente recupere. La construcción tampoco logra levantar cabeza, entre la virtual desaparición de la obra pública y el gran aumento de los costos en dólares.
Más crédito
Al mismo tiempo se registra un fuerte aumento del crédito al público y a las empresas, en un contexto de baja de la inflación y mayor estabilidad cambiaria. La venta de autos nuevos voló en abril a 54.000 unidades, ante la mayor variedad y propuestas de financiación. Y lo mismo sucede, por ejemplo, con la venta de inmuebles que sigue en alza hace ya más de un año.
La agenda para el 2026 incluye una reforma impositiva para promover la competencia entre las provincias, un nuevo intento por disminuir impuestos distorsivos, junto a nuevas reglas laborales y baja de costos para mejorar la eficiencia empresaria.
Se trata de una hoja de ruta que se intenta desde la década de 1990 con pobres resultados. Será una gran prueba para el gobierno de Javier Milei aprovechar la nueva conformación del Congreso para abordar estas asignaturas pendientes desde hace décadas.