Tres aeronaves estadounidenses, incluyendo dos cazas F-18 y un avión de guerra electrónica, ingresaron al espacio aéreo del Golfo de Venezuela durante 40 minutos, aumentando la tensión entre Caracas y Washington
El incidente involucró dos cazas F-18 Super Hornet y un EA-18G Growler de la Marina de EE.UU., que sobrevolaron la zona estratégica del Golfo de Venezuela, cerca del Lago de Maracaibo. Los aviones realizaron órbitas cerradas, activaron radares de búsqueda y operaron bajo reglas de enfrentamiento que autorizaban una respuesta inmediata ante cualquier amenaza.
De acuerdo con informes de seguimiento aeronáutico, la maniobra se realizó a baja altura y se aproximó a menos de doce millas náuticas de la costa venezolana, marcando uno de los acercamientos más extremos de aeronaves estadounidenses al territorio continental en años recientes.
Reacción del gobierno venezolano
El gobierno de Nicolás Maduro calificó la incursión como una provocación directa. Jorge Rodríguez, presidente del Parlamento y jefe negociador chavista, aseguró que Venezuela “se defenderá” ante cualquier intento de agresión.
“Somos gente de paz, pero tengan la certeza de que, llegado el caso, vamos a luchar por tierra, cielo o mar”, declaró Rodríguez, acusando además a Estados Unidos de buscar “una guerra para asolar a Venezuela”.
Contexto y repercusiones regionales
Horas antes, se detectó un dron MQ-4C Triton realizando tareas de reconocimiento frente a las costas del país caribeño. Las aeronaves estadounidenses habrían despegado desde el USS Gerald R. Ford, el portaaviones más grande del mundo.
El episodio reaviva el debate sobre la seguridad aérea y el control militar en el Caribe, un punto históricamente sensible para Caracas. Washington aún no emitió comentarios oficiales sobre el incidente.
El sobrevuelo militar estadounidense subraya la fragilidad del clima diplomático en la región y evidencia la importancia de la vigilancia estratégica sobre el Caribe, mientras Venezuela reafirma su postura de defensa territorial.




