Cinco estudiantes resultaron heridos en un ataque armado en una universidad pública de Managua, que según líderes estudiantiles fue perpetrado por paramilitares un día después de que el gobierno acordara una tregua de 48 horas con los sectores de la oposición que iniciaron protestas hace un mes.
Lesther Alemán, líder de los universitarios que se encuentran atrincherados desde hace un mes en conflicto con el Gobierno, dijo que una «turba» (paramilitares) disparó anoche contra las instalaciones de la Universidad Nacional Agraria (UNA), en la zona norte de la capital nicaragüense.
Al lugar del ataque llegaron el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Paulo Abrao, de visita en el paí, y Marcos Carmona, directivo de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH, no gubernamental), informó la agencia de noticias DPA.
Carmona denunció en su cuenta de Twitter que el ataque fue perpetrado por las fuerzas de seguridad,
«De 75 a 90 policías dispararon a los estudiantes; cinco jóvenes resultaron heridos. Fueron trasladados a hospitales», aseguró.
«No podemos seguir permitiendo estos abusos, hacemos un llamado al Gobierno para que ordene un alto el fuego», agregó Carmona en la red social.
El ataque rompe una tregua de 48 horas acordada entre los estudiantes, la sociedad civil y el Gobierno de Daniel Ortega el viernes último, en la que el Ejecutivo se comprometió a retirar a la Policía a sus cuarteles y a no utilizar fuerzas de choque ni paramilitares.
En declaraciones a medios oficiales, el subdirector de la Policía, Francisco Díaz, negó «categóricamente» la presencia de uniformados en la UNA.
En tanto, el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, uno de los cinco purpurados mediadores en el Diálogo Nacional inaugurado el miércoles pasado, calificó al ataque como «un serio incumplimiento» de la tregua acordada.
La tregua del viernes fue pactada tras un mes de un conflicto que comenzó el 17 de abril pasado con una protesta estudiantil contra una reforma al Seguro Social, que aumentaba las cuotas de empresas y trabajadores, y que se profundizó tras la violenta acción de policías y paramilitares contra manifestantes desarmados que dejó decenas de muertos y cientos de heridos y derivó en pedidos de renuncia del presidente Ortega y de su esposa y vicepresidente, Rosario Murillo.
El Gobierno de Nicaragua solo reconoce 18 muertos durante la crisis, pero organismos de derechos humanos independientes reportan 66 muertos y más de 540 heridos, 200 de ellos por armas de fuego de la Policía y grupos paramilitares.