Una boya meteorológica captó el pasado martes la que probablemente sea la ola más grande registrada el en el hemisferio sur. La monstruosa ola de 23,8 metros, equivalente a un edificio de hasta ocho pisos, fue captada en medio de una feroz tormenta que azotó el océano cerca de la Isla Campbell, unos 700 kilómetros al sur de Nueva Zelanda.
”Hasta donde sabemos, es la ola más grande jamás registrada en el hemisferio sur”, aseguró el oceanógrafo Tom Durrant. “Nuestro propio (de MetOcean Solutions) récord anterior fue hace un año cuando medimos una onda de 19,4 metros, y antes de eso, en 2012, una boya australiana registró una ola individual máxima (Hmax) de 22,03 m”, añadió en un comunicado.
El Océano Austral, también denominado Océano Ántártico o Meridional, es una cuenca oceánica única y es la menos estudiada a pesar de ocupar el 22% del área oceánica global. Las persistentes y enérgicas condiciones del viento crean un enorme potencial para el crecimiento de las olas, convirtiendo este área en la sala de máquinas para generar ondas expansivas que se propagan por todo el planeta.
”De hecho, los surfistas en California ya están esperando que la energía de esta tormenta llegue a sus costas en aproximadamente una semana”, dijo Durrant.
Esta tormenta, dicen los expertos, es consecuencia de un sistema de baja presión profunda con velocidades de viento que superan los 65 nudos que puede ocurrir en cualquier época del año (en el hemisferio norte solo ocurren en invierno).
El oceanógrafo considera que la poderosa tormenta incluso provocó olas de más de 25 metros, pero lamentó que el sensor meteorológico, instalado en marzo para medir las condiciones extremas en la zona, “no estaba en el mejor lugar para registrarlas” y se limitó a analizar un periodo de 20 minutos cada tres horas para poder conservar su batería, ya que va a estar un año en el mar.
”Es muy probable que en realidad ocurrieran olas más grandes justo al norte de la boya mientras esta no estaba registrando”, afirmó.
La ola más grande jamás registrada fue un tsunami generado por un terremoto en la bahía Lituya de Alaska en 1958 que medía 30,5 metros, según la revista Smithsonian.
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