Argentina fue el país con mayor cantidad de violentos expulsados del torneo, algo que viene ocurriendo sistemáticamente desde Alemania 2006. Esta vez, con los dos que se sumaron en el partido contra Francia, la cuenta llegó a 49.
Pedro Paz, el líder de la barra de Vélez, vio cómo le bloqueaban su Fan ID. Le pasó lo mismo a José L., uno de los capos de la tribuna de Colón, que antes del Mundial fue uno de los acusados por la Justicia santafesina de haber suspendido el partido contra Vélez tirando bombas de estruendo porque la dirigencia no quería pagarles a los barras el viaje a Rusia. La misma suerte corrieron siete barras de Unión, entre ellos Carlos, Fabián y Adrián Galeano, el trípode familiar de poder en el tablón tatengue.
Fueron los últimos de una extensa y triste lista que marcó un nuevo hito negativo del país: por cuarto Mundial consecutivo, Argentina es el país con más hinchas expulsados de la Copa. Esta vez la suma cerró en 49, varios de los cuales no sólo terminaron con causas administrativas sino que tuvieron también que pagar multas por disturbios en la vía pública de hasta 55.000 rublos, que al cambio actual da 25.000 pesos.
Todo empezó en Alemania 2006. En aquella oportunidad 116 barras viajaron a ver el torneo que tenía como estandarte violento a Los Borrachos del Tablón de River, de los que viajaron 42 con todo pago y cuya salida desde el club, con micro oficial y desayuno buffet pagado por la dirigencia, fue un escándalo. Ya en tierras germanas, dieron la nota por su comportamiento negativo. En los dos primeros partidos se movieron de sus lugares echando a la gente que estaba detrás de una de las cabeceras y después decidieron seguir el partido parados, cual encuentro en el Monumental. Para octavos de final, tronó el escarmiento FIFA: 35 fueron expulsados. Y también se sumaron seis barras de Independiente y seis de Boca que se habían peleado en la frontera. El total fue de 47 afuera del torneo. La Argentina violenta empezaba a exportar barras a Europa y allá los devolvían sin pasaje de vuelta.
En el 2010, la cosa empeoró. Al calor de la insólita ONG Hinchadas Unidas Argentinas,viajaron a Sudáfrica 210 barras a los que se sumó después la facción de Lomas de Zamora de la barra de Boca. Algunos no pudieron ni ingresar: apenas pisaron el aeropuerto, Pablo Bebote Alvarez y otros nueve de sus seguidores fueron expulsados. Con el correr del torneo, hubo dos redadas más. Una en el gimnasio de la escuela de Pretoria donde se alojaban, que terminó con 17 barras deportados, y otra que se llevó a 27 violentos de La Doce, Estudiantes y Chicago. En total, fueron 54 los que Sudáfrica terminó echando. Ese Mundial además finalizó con un enfrentamiento entre barras que se llevó la vida de Luis Forlenza, que había viajado con los de Boca.
Brasil también fue territorio fértil para que los violentos hicieran de las suyas. Alertada por la Seguridad argentina y en un trabajo conjunto, el vecino país terminó echando a 53 argentinos, entre ellos otra vez Bebote Álvarez, que durante 10 días jugó al gato y al ratón con la Policía, hasta que lo atraparon disfrazado en el encuentro frente a Bélgica.
Para este torneo, el ministerio de Seguridad de la Nación había firmado con su par ruso un convenio para echar del torneo a quienes tuvieran antecedentes violentos. El acuerdo se activó de entrada: el primer día, siete violentos de Morón y Claypole vieron como se les denegaba el ingreso al estadio. Lo que siguió fue en esa línea: antes del partido contra Croacia, se enfrentaron barras de San Lorenzo y Unión de un lado, y de Huracán y Deportivo Español del otro. Los 24 que participaron también fueron dados de baja. A eso se sumaron los tres de Platense y uno de San Lorenzo que agredieron a dos croatas tras la derrota del equipo de Sampaoli. Afuera. Y con un trabajo de inteligencia en el que también sumó Migraciones dando cuenta de cada argentino que salía del país vía Ezeiza y estaba en la lista del derecho de admisión, fueron echados del torneo otros 12 violentos más. A eso hay que sumarle al agresor del periodista Gonzalo Bonadeo, a los cuatro argentinos que hicieron videos humillantes y sexistas y a un funcionario de San Luis que también grabó en este caso un video racista contra la comunidad musulmana.
En total, sí, 49 expulsados del Mundial. Una cifra que avergüenza y deja atrás a todos los otros países que participan, ya que el segundo que tuvo más hinchas bloqueados fue México, con 17, y después le siguieron Brasil y Suecia. «Comparados con el resto de los países fuimos los peores, es cierto. Pero comparado con los 35.000 argentinos que siguieron a la Selección, la verdad es que el promedio es bajo. Yo prefiero poner la lupa sobre el comportamiento de la inmensa mayoría que vivió una fiesta. Y ni que hablar si comparamos con otros Mundiales, donde los barras hicieron lo que quisieron. Acá resultó muy positivo el acuerdo que se firmó con Rusia previo al torneo a punto tal que la Seguridad del Mundial reconoció a la delegación argentina como la de mayor colaboración. Y eso es un orgullo para todos. Además, los 49 que terminaron fuera del Mundial también quedarán fuera de los estadios argentinos. Las prohibiciones de concurrencia serán de dos años y saldrán por boletín oficial a partir de la próxima semana», le dice a Infobae, Guillermo Madero, director de seguridad en espectáculos futbolísticos de la nación y responsable del grupo de policías argentinos en Rusia.
La delegación, que estaba conformada por cinco efectivos y dos responsables políticos, está emprendiendo el regreso, como la mayoría de los argentinos que están acá, tras la eliminación en octavos de final. Sólo quedarán dos policías para seguir las alternativas. En cuatro años, nos espera Qatar. Será cuestión de ir trabajando desde ahora para volver a tener un fútbol en paz, primero en la Argentina, y después en los Mundiales, donde poseemos desde hace cuatro torneos un record que entristece.
Infobae