La cancillería chilena presentó una queja formal mediante una nota dirigida al Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina por la publicación inconsulta del Inventario Nacional de Glaciares (ING) en el que se incluyó como parte del territorio argentino un área de los hielos continentales pendiente de demarcación limítrofe.
El punto de controversia se sitúa en el Campo de Hielo Sur, según la denominación chilena, o en los hielos continentales, como se los conocen aquí, cuya traza desde el Monte Fitz Roy, en la provincia de Santa Cruz, hasta el cerro Daudet, en Chile, no ha sido todavía consensuada en el terreno por expertos de ambos países.
Se trata de una gran extensión de masa glaciar—reservorio estratégico de agua dulce—de unos 200 km de largo cuyos límites fronterizos fueron encomendados a una comisión mixta y binacional, según lo acordado en 1998, durante las presidencias de Carlos Saúl Menem y Eduardo Frei que lograron zanjar el viejo conflicto limítrofe.
Esa demarcación, no obstante, se encuentra desde hace entonces en proceso de ejecución y supone expediciones binacionales de alta complejidad en ese vasto e inhóspito ecosistema glaciar.
Sin embargo, la queja chilena por la publicación del ING se formalizó. Fue enviada en junio pasado por la Dirección de Asuntos Jurídicos de la cancillería trasandina. Aunque recién trascendió en las últimas horas a raíz de la fuerte polémica generada en Chile.
Publicado el 15 de mayo pasado por el gobierno argentino que consideró un hito el relevamiento de cada uno de los 16.968 glaciares argentinos—una superficie total de 8.484 km2 de reserva de agua dulce en estado sólido—, la confección del ING era una deuda pendiente para el ordenamiento jurídico. Su difusión estaba contemplada en la ley 26.639 de Régimen de Preservación de Glaciares para delimitar políticas públicas medioambientales y, especialmente, para restringir la industria minera en los cuerpos de hielo y en el ambiente periglaciar.
Medios de prensa trasandinos examinaron el ING contraponiendo mapas argentinos y chilenos de distintas escalas. Bajo esa distorsión, le atribuyeron a la Argentina una superposición territorial o un avance sobre los campos de hielo que le corresponderían a Chile. Esa fue una de las aristas de la controversia que rápidamente escaló en la opinión pública acicateadas también por expresiones de políticos chilenos.
Pero lo que causó real malestar del otro lado de la cordillera fue que para la confección del ING, un relevamiento pormenorizado y titánico, de ocho años de duración, encargado al Instituto Nacional de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), dependiente del CONICET, los científicos se valieran de cartografía previa al acuerdo suscripto entre ambos países. Eso dio origen a todo tipo de suspicacias.
«En relación a la zona de Campo de Hielo Sur, y la forma en que ésta es representada en el Inventario Nacional de Glaciares de Argentina, el Gobierno de Chile desea aclarar que, según se desprende de las fuentes de dicho Inventario, éste se ha basado en cartografía interna de Argentina previa al Acuerdo entre la República de Chile y la República Argentina para precisar el recorrido del límite desde el Monte Fitz Roy hasta el Cerro Daudet de 1998», puntualizó a la prensa de su país la directora de Asuntos Jurídicos de la Cancillería chilena, Mariana Durney.
La funcionaria a su vez dejó asentado que el Inventario Nacional de Glaciares no respeta «la base de los trabajos conjuntos que ambos países hemos venido llevando a cabo en relación al acuerdo de 1998». Pero enseguida se hizo eco de la respuesta: «Argentina ha transmitido que utiliza esta representación cartográfica mientras no se complete la cartografía oficial mixta, sobre la base del trabajo de la Comisión Mixta de Límites», señaló al bajarle decibeles a la polémica.
Destacó la excelente relación bilateral e hizo un llamado a abordar este tipo de temas con «altura y responsabilidad por parte de todos los actores».
«Acto de provocación»
Pese a ello, el conflicto continuó escalando. Según la prensa trasandina, el tema fue debatido en una reunión secreta de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de Chile y se exigió una carta de protesta. El senador Francisco Chachuán dijo que no era la primera vez que un hecho de esa naturaleza se suscitaba. «Ya había ocurrido algo similar con un sello postal argentino, con los deslindes del territorio antártico donde se superponían con el territorio antártico chileno. Y este es un segundo elemento, en términos de generar este primer inventario de glaciares, incorporando hielos en una zona aún no delimitada», objetó.
El glaciólogo chileno Gonzalo Barcaza, autor del Inventario de Glaciares de ese país tildó el hecho de «problema grave porque distorsiona el área glaciarizada de los Andes Patagónicos» chilenos. Pero el intendente de Villa O´Higgins, de la región de Aysén, Roberto Recabal, fue mucho más allá: tildó la publicación del ING como «un acto de provocación».
«Creo que a nuestros vecinos se les pasó la raya con el mapa—dijo Recabal—. Nosotros siempre hemos sido entreguistas con nuestros vecinos argentinos y eso hay que reconocerlo. Hay abandono de fronteras. En vez de tener más presencia, tenemos cada día menos presencia. Nuestros vecinos argentinos venden al mundo los Campos de Hielo Sur como que es de ellos», fustigó.
Ante consultas periodísticas, ya el año pasado fuentes de la Cancillería habían manifestado su negativa a publicar el inventario completo hasta tanto no se consensuaran los límites fronterizos con técnicos y peritos de campo de ambos países. Sin decirlo explícitamente, preveían este tipo de controversias.
Ayer la cancillería argentina debió emitir un comunicado en el que reconoce la utilización de cartografía previa al acuerdo de 1998 para el ING. Pero alerta que ese uso no significa «poner en duda la validez del entendimiento bilateral» en materia limítrofe.
Y aclaró: «Es importante resaltar que en la publicación del Inventario de Glaciares presentado se incluyó un aviso legal que indica que la inclusión de glaciares en la zona de hielos continentales no prejuzga sobre los trabajos de demarcación pendientes a cargo de la Comisión de Límites binacionales».
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