La Policía de Nueva York está investigando las circunstancias de la muerte de dos hermanas de nacionalidad saudita, cuyos cuerpos fueron hallados en las aguas del río Hudson amarrados el uno al otro con cinta aislante, informaron los medios locales.
Las dos jóvenes, identificadas como Rotana Farea, de 22 años, y Tala Farea, de 16, habían desaparecido de su residencia en Fairfax (en el estado de Virginia) en agosto, pero sus cadáveres fueron encontrados a más de 350 kilómetros el pasado miércoles en la ribera de Manhattan en extrañas circunstancias.
Además de estar atadas la una a la otra a la altura de la cintura y los tobillos, las hermanas estaban completamente vestidas e incluso llevaban abrigos, dos circunstancias que hicieron que inicialmente las autoridades hablaran de que posiblemente se habían suicidado tirándose al río desde uno de los puentes de la ciudad.
El equipo forense apuntó sin embargo que todavía no se ha podido establecer cómo murieron, pero la Policía de Nueva York dio a conocer este miércoles que la madre de las jóvenes reveló que, poco antes de encontrarse los cuerpos, recibió una llamada de la autoridades sauditas.
En la conversación, representantes de la embajada de Arabia Saudita en Estados Unidos ordenaron a la familia de las jóvenes abandonar territorio estadounidense como resultado de que Rotana y Tala solicitaran asilo político en el país.
Por su parte, el Consulado saudita informó en un comunicado que estaba «siguiendo de cerca junto con autoridades locales la investigación» de la muerte de las jóvenes, a la vez que dijo estar esperando los informes forenses que recalcó «aún no se han finalizado».
El texto asegura además que el consulado ha nombrado a un abogado para seguir el caso y que ha prestado su ayuda y apoyo a los familiares de las víctimas, que detalló eran estudiantes que se encontraban en EE.UU. acompañando a su hermano.
El hallazgo de las jóvenes sauditas muertas ocurre en medio de la controversia internacional por el asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi en el consulado saudita de Estambul, en 2 de octubre. El periodista, crítico de la monarquía saudita, escribía columnas para el diario The Washington Post. El caso generó una fuerte condena internacional y un clima de desconfianza hacia el reino saudita, que en un principio negó el asesinato durante más de 15 días, hasta que debió admitir el crimen.
«Queremos encontrar justicia para estas dos chicas», dijo el miércoles en una rueda de prensa el jefe de detectives de la Policía de Nueva York, Dermot Shea, tras la aparición de los cuerpos de las jóvenes en el río Hudson.
El funcionario apuntó que la prioridad de la policía en la actualidad es tratar de encontrar pistas en Virginia, donde desaparecieron el 24 de agosto, y tratar de esclarecer qué sucedió en los dos meses en los que se desconocía su paradero.
Las jóvenes habían llegado a EE.UU desde Arabia Saudita en 2015 junto con su madre y se asentaron en el estado de Virginia, aunque la Policía apuntó que dejaron la residencia familiar y se trasladaron a un albergue tras otra desaparición el pasado mes de diciembre.
Clarín