Según las inmobiliarias no supera el 3% anual. ¿Son los alquileres temporarios una solución?
Según un relevamiento del sitio especializado Reporte Inmobiliario, el valor medio para departamentos de 2 ambientes en la Ciudad supera los $ 11.000, mientras que las unidades de 3 ambientes cotizan en promedio por encima de los $ 15.000. Asimismo, por un monoambiente se está pidiendo hasta $ 10.000. Esto en virtud de la actualización de los contratos que para este año se estima en un incremento de al menos 30%. Para las asociaciones de inquilinos los precios son altos. En cambios, los propietarios se aferran en que la suba va de la mano de la inflación. Pero ¿cuál es la rentabilidad que deja una propiedad en alquiler?
“Hay zonas donde deja menos del 3% anual, y hay otras zonas que con la revalorización del dólar y lo que hoy costaría en caso de venta está en menos de un 2%. Es muy bajo”, afirmó el titular de la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA), Alejandro Bennazar.
“La rentabilidad hoy en día es la más baja desde mediados de la década del 90. En el 95 llegaba a 10 o 12%, en el caso de algunos locales al 15%. Hoy la rentabilidad de pasa del 3%”, añadió Ricardo Fernández, prosecretario de la CIA.
Con una inflación que cerró 2018 muy por encima de las expectativas de principio del año pasado, los alquileres perdieron algunos puntos frente a la suba generalizada de los precios. Esto es algo que incluso admiten las asociaciones de inquilinos. “Los propietarios tanto no perdieron. La inflación fue de 48%, y de los alquileres todavía no tenemos los datos finales pero hasta el segundo trimestre habían aumentado más que la inflación. Estamos esperando el informe del último trimestre para ver cómo fue todo el año, pero los propietarios habrán perdido 1 o 2 puntos”, reconoció Gervasio Muñoz, presidente de la Federación de Inquilinos Nacional.
“De actualización se estima un 30%, con una actualización del 15% semestral. Igual que el año pasado que la actualización fue un 30% pese a que la inflación fue superior”, señaló Bennazar. Y explicó: “Lamentablemente, te toca la revalorización del dólar, del gasto permanente, cuando tenés nuevamente la propiedad volver a ponerla en el estado lógico para poder volver a alquilar, te perdés un mes por buscar un buen inquilino, y todo eso te baja la rentabilidad”.
Ante la menor rentabilidad, muchos propietarios optaron por pasar sus casas y departamentos, una modalidad que deja dividendos superiores. De hecho, según un informe de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires de noviembre pasado, esta alternativa de negocio ya representa el 40% de los departamentos porteños en alquiler. “En Palermo, Recoleta y San Telmo, la disponibilidad de temporarios supera ampliamente la de residenciales, mientras que, en otros barrios como Congreso, Balvanera y Centro, la incidencia de estos alquileres es cada vez mayor”, afirmó la entidad.
Esto, como consecuencia, trajo una menor oferta de unidades y un aumento de los precios para los inquilinos “fijos”. Al respecto, Bennazar comentó que “reducción de oferta no quiere decir que esa propiedad pasó a la venta. Pasa a alquileres temporarios o apto a otro destino. Esto encarece costos para el inquilino permanente”.
Pero además, el alquiler temporario no termina siendo una solución. “Conlleva equiparlo, pero muy bien. Hay que ver si como dueño estás capacitado para llevar a cabo el gasto. Además, nadie te garantiza que lo vas a tener alquilado todo el año”, explicó Fernández.
Para este año, desde la Federación de Inquilinos prometen insistir con el proyecto que regula los precios de los alquileres, una iniciativa cuyo tratamiento quedó trunco en el Congreso en el pasado período legislativo. Para las inmobiliarias, lejos de ser una solución esto agravaría la situación.
“La regulación en todos lados es una mala palabra. Es una intervención en una operación entre particulares. Hay que hablar de incentivos y beneficios a ambas partes. Pero cuando hablás de intervención, de sanción, de regulación, lo que provocás es un retiro masivo de propiedades”, advirtió Bennazar.
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