El Papa Francisco saluda a las personas durante una reunión con los miembros de la Asociación Italiana de Prensa Extranjera en la Sala Clementina en el Vaticano, 18 de mayo de 2019. Folleto del Vaticano a través de Reuters
En un encuentro con periodistas extranjeros, el papa Francisco los instó a darle voz a quienes no la tienen y a ser un instrumento para construir, en lugar de destruir. Además, les pidió valentía para evitar propagar las noticias falsas.
Desde 1988, un pontífice no se reunía con periodistas extranjeros. El último en hacerlo fue el “papa viajero”, Juan Pablo II. Sin embargo, esta vez los protagonistas fueron ellos, los que habitualmente cubren las audiencias que celebra el papa. A ellos se dirigió el pontífice para pedirles, entre otras cosas, que no sean “los megáfonos de quienes gritan más fuerte».
Ante los periodistas acreditados en la asociación de la Prensa Extranjera de Roma, el papa se refirió a uno de los fenómenos cada vez más habituales en los medios de comunicación y que afecta no solo la labor periodística, sino también el derecho al acceso a la información de los ciudadanos, las “fake news” o noticias falsas. Apeló a la humildad y valentía de los comunicadores para no caer en estas prácticas: “en un momento en el que muchos difunden noticias falsas, la humildad te impide vender los alimentos en mal estado de la desinformación y te invita a ofrecer el buen pan de la verdad».
Para el papa, la humildad conlleva valentía, y juntas, son el arma para luchar contra la desinformación. «El periodista humilde es un periodista libre, libre de condicionamientos, libre de prejuicios y, por lo tanto, valiente. La libertad requiere valor», dijo ante los cientos de profesionales.
Francisco les pidió a los periodistas aplicar en sus labores uno de los principios básicos del catolicismo: ponerse en los pies del otro y de esta manera ayudar a que las batallas y los nombres de los más desprotegidos no sean olvidados. Por eso no dudó en ponerle nombre propio a quienes, según él, los periodistas deben dar voz: “¿Quién habla hoy de Rohingyas, quién habla hoy de los Yazidis? Están olvidados y continúan sufriendo», sentenció.
Para el papa una de las bases de las tareas de quienes estaban allí presentes es ayudar a que nadie se olvide de “las vidas que son asfixiadas antes de que nazcan, las vidas que acaban de nacer y que se extinguen por el hambre, los sufrimientos, la falta de atención; y por las guerras, las vidas de los niños soldados, las vidas de los niños violados”.
«Se debe meter el dedo en la llaga, incluso si la llaga está en la iglesia»
En la Sala Clementina del palacio apostólico repleta para esta ocasión, Francisco comenzó su discurso asegurando que aprecia el trabajo de los periodistas y que también la Iglesia lo aprecia, incluso: «cuando metéis el dedo en la llaga, y cuando la llaga está en la comunidad eclesiástica».
«Periodistas humildes no quiere decir mediocres, sino más bien conocedores de que a través de un artículo, un tuit, un directo televisivo o radiofónico se puede hacer el bien y, si no se es escrupuloso, el mal al prójimo, e incluso a enteras comunidades», aconsejó Francisco.
El sumo pontífice finalizó esta suerte de lección de periodismo pidiendo a los reporteros que «resistan a la tentación de publicar noticias no suficientemente contrastadas» y, aunque advirtió que «las rectificaciones siempre son necesarias», en la era de Internet donde las noticias viajan rápidamente y las informaciones falsas se difunden como si fueran verdades, «puede no bastar para restituir la dignidad».
Como en todos sus encuentros, el papa dio la bendición a los presentes, pero al explicar que algunos presentes no eran católicos o no creyentes, bendijo a todos «en silencio».
Con EFE y Reuters.