Habló esta mañana en conferencia de prensa junto a Gioja y Uñac. “Vamos a desarrollar la minería como en San Juan”, señaló a pesar de los múltiples derrames protagonizados por la Barrick Gold.
Alberto Fernández, candidato presidencial del Frente de Todos y que lleva como vice a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, reivindicó el modelo minero sanjuanino. Lo hizo junto a los referentes justicialistas locales, el diputado nacional José Luis Gioja y el gobernador Sergio Uñac, desde la provincia cordillerana que eligió para iniciar su gira de campaña por el país.
En San Juan, Alberto Fernández defendió el “modelo Barrick”, que causó el mayor desastre minero del país. Por @RoberAndres1982. https://t.co/HM2ZuMGZVt pic.twitter.com/xc94vD92hh
— La Izquierda Diario (@izquierdadiario) June 20, 2019
“¿Cómo no vamos a desarrollar la minería? ¿Cómo es posible que Chile viva del cobre y nosotros, del otro lado de la Cordillera, no tengamos nada?”, señaló el candidato cuando fue consultado por una periodista. “La vamos a desarrollar como se hizo en San Juan: responsablemente, con control social, garantizándonos que la minería no arruine la vida de los ciudadanos, pero que la vamos a desarrollar, obvio que es una prioridad”.
¿”Minería responsable” como en San Juan?
El modelo minero sanjuanino ha sido uno de los más desastrosos del país, tanto en materia ambiental y sanitaria como en lo económico y social.
San Juan es una de las tres principales provincias ligada a la megaminería o minería transnacional. Pero lejos está este modelo de haberse convertido en motor de desarrollo. La acentuación de los niveles de pobreza, indigencia y desempleo contrastó con la evolución de las variables macroeconómicas en un contexto de fuerte expansión de las exportaciones mineras.
Pese a que la mina Veladero, perteneciente a la Barrick Gold y hoy compartida con la china Shandong Gold, opera desde el año 2005 (dos años después de que Gioja comenzara su mandato), la provincia de San Juan no ha visto desarrollo económico y social local, sino todo lo contrario.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), el Gran San Juan se ha perfilado hoy como uno de los diez principales conglomerados urbanos más pobres del país, con el 33,1 %. Hace dos años el organismo había dado a conocer que en el segundo semestre de 2016 este mismo centro urbano se caracterizaba por ser el tercero más pobre del país, con el 43,5 % (solo detrás de Santiago del Estero y Concordia).
El peor desastre ambiental de la minería argentina
El 12 de septiembre de 2015, la Barrick Gold protagonizó lo que se conoce hoy como el peor desastre ambiental de la historia de la minería argentina: cinco millones de litros de agua cianurada serían derramados contaminando, además, con mercurio y arsénico, los ríos Potrerillos, Jáchal, Las Taguas, Palca y Blanco.
La magnitud del desastre se conoció por goteo, ya que la minera canadiense se encargó de ocultar y distorsionar los alcances del derrame. Con complicidad del propio Gioja y hasta el aval de la ONU, Barrick Gold primero negó los hechos. Luego aseguró que fueron 15.000 litros de agua cianurada, más tarde 224.000, un millón y así hasta los cinco millones de litros echados sobre ríos que nutren ciudades sanjuaninas. No era tampoco el primer derrame, sino el quinto de una serie que también fueron ocultados.
La UNCuyo, con sede en Mendoza, publicó un estudio sobre el estado de los ríos mencionados a causa del derrame, encontrando residuos altamente peligrosos catorce veces más de lo permitido en el suministro de agua local de Jáchal: “El vertido furtivo del 13 de septiembre producido por la minera Barrick en Veladero contaminó el agua de los ríos de deshielo. Se encontraron aluminio y manganeso (en gran proporción), además de arsénico, boro, cloruros y sulfatos, peligrosos para cualquier tipo de vida en la zona”.
La investigación provocó la molestia del por entonces gobernador Gioja, quien calificó el informe como “falso”, “dañino” y de “mala fe”, haciéndolo pasar como un ataque a la provincia: “La intención es dañar a San Juan”.
El actual candidato presidencial por el Frente de Izquierda Nicolás del Caño respondió por entonces, en su paso por la UNCuyo, que “Gioja se ha convertido en un abogado defensor de una multinacional contaminante como la Barrick, en contra del propio pueblo sanjuanino que ve contaminar sus aguas, con el consiguiente riesgo para la vida de la comunidad”.
“Es inadmisible que se ataque a la universidad por haber hecho un informe científico sobre la contaminación que produce la megaminería, como lo vienen denunciando todas las asambleas ambientales desde hace años”, declaró.
El rol de Gioja como hombre de la Barrick ya había sido denunciado por el periodista Miguel Bonasso en su libro El mal, en donde describe el poder de la imperialista canadiense en Argentina. En 2008 la diputada y docente Marta Maffei había presentado el proyecto original de protección de glaciares siendo aprobado por mayoría en la Cámara de Diputados.
Sin embargo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner vetó la ley. Según Bonasso, hasta entonces aliado del Gobierno nacional, el veto había sido promovido por el gobernador Gioja y la Barrick para salvaguardar los emprendimientos Pascua Lama y Cerro Veladero, que con la ley debían bajar sus persianas, ya que se encuentran en ambiente glaciar y periglaciar.
¿Entonces qué podemos esperar cuando Alberto Fernández, junto a Gioja y su hijo político Sergio Uñac, reivindica el modelo minero sanjuanino, por muchos epítetos (“responsable”, “con control social”) que utilice?
Las afirmaciones de Alberto Fernández, amigo de las corporaciones y otros políticos extractivistas como Felipe Solá (Monsanto), no pueden entenderse sino como parte de la política minera del Estado heredada y construida sobre el andamiaje legislativo del menemismo, con el agravante de que hoy cuenta con el contradictorio apoyo de un referente como Pino Solanas, reconocido defensor de la ley de glaciares y que hizo de su lucha contra este modelo minero una bandera.
Las palabras del candidato presidencial del Frente de Todos son una declaración de guerra contra los pueblos cordilleranos y las asambleas por el agua que valientemente han puesto el cuerpo en defensa de nuestros bienes y recursos naturales bajo la consigna “El agua vale más que el oro”.