El petróleo permanece en puertos chinos y aún no viola las sanciones estadounidenses, pero si se emplean podrían hacer caer en más de un 10 % los precios mundiales y agudizar la guerra comercial.
Un estimado de entre 12 y 14 millones de barriles de crudo iraní que llegaron a puertos de China entre enero y mayo tienen el potencial de reducir en más de un 10 % los precios actuales del petróleo si el gigante asiático decide utilizarlos, informa CNBC citando una evaluación de expertos.
Se trata de cargas petroleras que por permanecer en depósitos aduaneros no han violado las sanciones antiiraníes de EE.UU., pero que de salir de aduanas repercutirían tanto en el mercado petrolero como en el curso de la actual guerra comercial entre Washington y Pekín.
«Si China comprase agresivamente petróleo crudo iraní y/o dispusiera de estos volúmenes almacenados, los precios del petróleo probablemente caerían entre 5 y 7 dólares por barril», indicó a ese medio John Kilduff, socio fundador de la firma Again Capital.
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El jueves, el precio del crudo Brent había sufrido un declive de 7,2 % de un día para otro —el más agudo en los últimos tres años—, luego de que Trump anunciara «un pequeño arancel adicional del 10 %» sobre 300.000 millones de dólares anuales en mercaderías procedentes de China. Se situó entonces en 60,50 dólares por barril, mientras que el crudo WTI llegó a los 53,95.
Beneficios mutuos
Kilduff estima que otros 20 millones de barriles iraníes se encuentran «en camino, probablemente en dirección a esos depósitos». Analistas apuntan a que uno de los beneficios para Irán de esta estrategia de almacenamiento es que se libra de la necesidad de utilizar sus instalaciones y petroleros para almacenar la producción de crudo, que no puede detenerse por riesgo a que se dañen las reservas subterráneas.
Por otra parte, según el socio de Again Capital, esto también sirve para posicionar el petróleo iraní en el mercado asiático «listo para la venta» si se alivian las sanciones o si se encuentran métodos financieros alternativos para evadirlas. Adicionalmente, garantizaría el suministro sin perder petroleros en el camino.
Para Pekín, las ventajas también son claras: el crudo podría servir como paga para el trabajo de las compañías chinas que operan en Irán, y el gigante asiático lo obtendría a un atractivo precio. «Estos riesgosos barriles son ofrecidos por los iraníes con un gran descuento […] entonces es un buen trato», indicó Kilduff.
Riesgos para ambos países
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El analista hace hincapié en que ese beneficio monetario para China es también una desventaja para Irán, que tendría que «descontar seriamente» sus barriles. «La presión económica es considerable», subraya.
Por su parte, Pekín tendría que pensarlo dos veces antes de arriesgarse a enfrentar severas repercusiones de la Administración de Donald Trump al disponer de este recurso petrolero o al aumentar su almacenamiento, pues el país norteamericano, según Kilduff, podría decidir interpretarlo como «un eufemismo del suministro en destino».
«EE.UU. inevitablemente impondría sanciones a las entidades chinas», subraya por su parte el analista Stephen Brennock, de PVM Oil Associates, vaticinando con esta acción «la ira de Washington».