Al no haberse puesto de acuerdo los equipos de campaña de los seis aspirantes a la Casa Rosada, respecto de los nombres de los periodistas para moderar los dos debates presidenciales antes de las elecciones del 27 de mayo, esa definición quedará en manos de la Cámara Nacional Electoral (CNE), integrada por Santiago Corcuera y Alberto Dalla Vía.
En lo que sí hubo consenso entre los representantes de los seis candidatos es que esa decisión quede en manos del máximo tribunal electoral del país, en base a un listado de poco más de 30 nombres.
A diferencia de los debates del 2015 cuando los moderadores fueron tres periodistas hombres, cada uno de los debates presidenciales, que por primera vez son obligatorios por ley, tendrá dos parejas de conductores integradas por un hombre y una mujer, para respetar la paridad de género.
Y no serán solo de medios de comunicación de la Ciudad de Buenos Aire, sino que también del interior del país, teniendo en cuenta el federalismo, una de las propuestas del Consejo Asesor de la CNE para la organización, con la que coincidieron los equipos de campaña.
Además de los ocho periodistas para los dos debates obligatorios antes del 27 de octubre, los camaristas elegirán otras dos parejas para un eventual tercer debate si hay balotaje, por lo que el número total de periodistas elegidos será de doce.
Absoluto hermetismo
El rol que tendrán los moderadores en los dos debates será acotado ya que no podrán hacer preguntas, sino solo presentar los temas, dar la palabra, controlar los tiempos y cortar el micrófono en caso de que un candidato se exceda.
«A diferencia del debate en el 2015, cuando los candidatos los moderadores se salieron del guión y también hicieron preguntas, esta vez, los equipos de los seis postulantes pidieron que sólo haya temas para que los candidatos amplíen y desarrollen según su criterio, y que no estén condicionados por ninguna pregunta de los moderadores. Que solo anuncien el tema», precisó Carlos March, de la Fundación Avina e integrante de Consejo Asesor.
Sin embargo, los nombres de quienes resulten finalmente elegidos se convirtió en el tema más sensible de la organización de los debates. A tal punto que será un decisión sobre la cual no hay ninguna pista y que tomarán únicamente los dos camaristas electorales.
Para esa tarea tendrán en cuenta un listado sugerido por los equipos de campaña y los nombres de los profesionales propuestos por los propios canales de aire, en su mayoría caras emblemáticas de sus noticieros. Los jueces también podrían considerar a periodistas de medios del interior que se ofrecieron ante el Tribunal Electoral.
En la cinco reuniones que tuvieron durante septiembre los representantes de los candidatos, con integrantes del Consejo Asesor y funcionarios de la Cámara que están involucrados en la organización del debate, surgieron una serie de criterios en base a los cuales los jueces Corcuera y Dalla Vía enmarcarán su decisión.
Hubo coincidencia en privilegiar la experiencia televisiva de los moderadores, y también se planteó considerar «el manejo del vivo» que, por ejemplo, da la conducción de un noticiero. Otro aspecto es que el moderador no esté identificado ?el/ella o su medio- con un candidato o partido en particular, y su grado de «popularidad», para lograr una mayor audiencia en el prime time televisivo.
En la última reunión que tuvieron los equipos de campaña, como no había consenso sobre los nombres de los periodistas, se optó por una votación de parejas por cada equipo, en forma anónima, para conformar un listado donde constaran los votos obtenidos por cada periodista. Si bien ese listado se manejó con absoluto hermetismo, Infobae pudo saber que surgieron los nombres de unos 20 periodistas, de los cuales el 90% son de la Ciudad de Buenos Aires y un alto grado de conocimiento público. La más votada fue una periodista mujer, que reunió tres votos; otros cuatro periodistas hombres obtuvieron dos votos cada uno; y la docena restante, un voto cada uno.
Sin apuntes ni preguntas
Los seis candidatos que se verán las caras todos juntos por primera vez son el presidente Mauricio Macri (Juntos por el Cambio), Alberto Fernández (Frente de Todos), Roberto Lavagna (Consenso Federal), Nicolás Del Caño (FIT), José Luis Espert (Unite por la Libertad y la Dignidad) y Juan José Gómez Centurión (Frente NOS).
El primer debate del 13 de octubre será en la Universidad del Litoral en la ciudad de Santa Fe y el segundo, el 20 del mismo mes, en la Facultad de Derecho de la UBA en la ciudad de Buenos Aires. Ambos encuentros serán televisados en directo, a las 21, por la Televisión Pública, con señal abierta para que pueda ser tomadas por el resto de los canales. También se podrán ver por streaming en el canal de YouTube de la CNE.
Tendrán una extensión de dos horas y cuarto, con dos intervalos de 12 minutos de tanda publicitaria, en los que los candidatos podrán retirarse a descansar y consultar a sus asesores, en los «camarines» que les fueron asignados también por sorteo en cada sede. Al presidente Macri le fue asignado un espacio previamente, y no fue incluido en este sorteo, por razones de seguridad.
Según el Reglamento que firmaron el jueves último los equipos de los aspirantes a la Casa Rosada, los candidatos no podrán ?como en 2015- tener apuntes como ayuda memoria en el atril. Este había sido un pedido, entre otros, de los representantes de Juntos por el Cambio, que había rechazado el equipo de Fernández. Solo podrán tener una hoja en blanco y una lapicera, tal como había sido la propuesta inicial del Consejo Asesor y la que terminó definiendo la Cámara Electoral, ya que fue otro de los puntos en los que no hubo acuerdo entre los representantes de los candidatos.
Tampoco habrá preguntas entre ellos, algo que quería el FIT, en la ronda de dos segmentos de 30″ después de cada exposición sobre los temas previamente acordados. Esto implica que tendrán pocas chances de cruzarse y los candidatos podrán usar ese tiempo como deseen. Así, podrán optar entre responderle a otro contrincante, interpelarlo ? aunque el aludido no tiene la obligación de contestar ni tampoco puede hacerlo en ese momento, sino en sus 30″ -, rebatir una acusación, o ampliar un aspecto que quiera profundizar.
«La idea es que expongan sus ideas, no que haya chicanas», resumió uno de los participantes de los encuentros en que se consensuó la dinámica, aún a sabiendas que eso implicará que el show televisivo pierda atractivo. Ese fue el espíritu que prevaleció en los equipos de campaña. Ninguno, excepto el FIT, quiso que su candidato se exponga a una situación que pudiera derivar en inesperada o lo dejara mal parado. La interacción quedará acotada al mínimo, así lo reseña Elonce.